Foto: Rocío de la Oliva Martos

Rocío de la Oliva Martos.– La lluvia y el frío no impidieron que el día transcurriera con normalidad, aunque también con la incertidumbre de las caídas que se iban a ver por los adoquines empapados, así como la duda si la novillada podría llegar a su final.

La primera parte del día fue casi respetada; hubo encierro, sin heridos, y San Sebastián salió en procesión aunque terminó por cubrirse con un capote de brega, regalo del propio torero de La Puebla. Los novillos de Hijos de Dolores Rufino entraron en los corrales con un poco de dificultad, debido a que al llegar a la plaza no se esperaba que el aumento de tamaño con respecto a otros años, iba a afectar en esta labor.
Esta es la quinta edición de los encierros y se dieron cita los muy inexpertos novilleros sin caballos:

Jaime González-Ecija, con el toro bonito de la tarde, maravilla de embestidas que no encontraron unas manos para sacarlas por completo a relucir. Una oreja.
Diego Vázquez, que mostró excesiva tranquilidad, aunque exquisito temple y compás como el que pedía el novillo, aunque como todos, fallando con la espada. Una oreja.
Lolillo Soto, el niño de las Tres Mil Viviendas que se va andando desde su casa hasta el parque Amate todos los días para entrenar, y que ha conquistado el corazón de Morante. Todo el tiempo anduvo pendiente de él y saltó cuando lo necesitó. Con la inseguridad propia, al principio, de quien es el primer novillo que torea y mata, se llevó tres buenas palizas, de las que se recompuso y consiguió torear de buena manera al natural al que le tocó en suerte. Cosa que él quería desde el principio y las voces del callejón quitaban su idea. Una oreja que fue acogida con gran expectación por el respetable.
Emiliano Ortega, con el otro animal de la tarde, se vio que es el que más rodaje tiene de todos, destacó en cuanto a técnica y colocación. Dos orejas.
Joselito Sánchez, que quiere y quiere, y con sus vecinos de Coria, que empujaron hasta conseguir otras dos orejas.
José Manuel Fernández, que actúo en último lugar para no levantar el ruedo con sus caballos. Jadeos incesantes por su parte para animar al público, sin animarse él mucho, a lo que viene siendo torear bien a caballo. Dos orejas y rabo. El toro fue parado antes de su muerte por los forcados portugueses capitaneados por Joao Braga.

La Puebla, 19 de enero de 2019. Lleno. Erales de Hijos de Dolores Rufino para:
Jaime González- Écija, de grana y azabache, una oreja.
Diego Vázquez, de azul marino y oro, una oreja.
Lolillo Soto, de rosa palo y oro, una oreja.
Emiliano Ortega, de rosa y plata, dos orejas.
Joselito Sánchez, de blanco y oro con los remates en negro, dos orejas.
José Manuel Fernández, dos orejas y rabo.

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