Peris2Luis Carlos Peris.- Imposible me va a ser borrar de la memoria las escenas vividas antier por la tarde bajo el viento de Las Ventas. Imágenes truculentas en las que quedaba demostrada de forma palmaria la autenticidad de un espectáculo en el que se muere de verdad. Lo peor, la sobrecogedora forma en que David Mora estuvo como un guiñapo a merced del toro tras ser traicionado por Eolo. Y después, los otros dos componentes de la terna fueron cayendo en el segundo toro para hacer inevitable la suspensión. Tarde inimaginable como inaudito resulta ver el tratamiento que recibe el suceso en las cloacas asociales. Parece mentira que en el género humano aniden especímenes tan malnacidos y quiero creer que son siempre los mismos, esos que aplauden al etarra, que se alborozan ante el crimen de León y que desean que todas las tardes sean como la de este 20 de mayo.