LópezJosé Luis López Marín.- Queridos amigos, hace pocos días que ha terminado San Fermín. Sin encierros a todas las horas del día, y en todos y cada uno de los programas de TVE, (señal inequívoca que el toro tiene audiencia) y con la perspectiva que nos da el estar una semana sin festejos taurinos en Canal Plus, estamos esperando desde que arrastraran al último Miura en Pamplona, la agosteña Semana Grande de Bilbao con sus Corridas Generales, que nos volverá a ofrecer la cadena de pago, y aprovechando el enclaustramiento obligado que padecemos, debido a esta ola de calor que más que una ola es un tsunami, me pongo a escribir mi artículo anual sobre los toros y RTVE. Un artículo no sobre comportamiento de toros y toreros, que de eso se han encargado con generosidad y conocimientos mis compañeros de la prensa escrita, sino del comportamiento que año tras año viene teniendo RTVE con la fiesta taurina.

Con el peligro de hacerme pesado, he de confesar que este articulo es para mí el más fácil de pergeñar, pues no dice más que lo que llevo manifestando desde hace ya mucho tiempo, y lo más seguro es que, una vez más, también se repita el resultado de mis cuitas. Pero no importa, mientras se continúe ninguneando lo taurino a estos niveles, y por ende a los millones de espectadores y aficionados con que cuenta, seguiré “Erre que erre” insistiendo sobre un trato igualitario en los medios de comunicación públicos y dentro del ente oficial al que pertenece, hasta equiparar la tauromaquia con cualquiera de las demás artes hermanas encuadradas en el Ministerio de Cultura.

De nuevo, en este año de 2015, no puedo, sino felicitar a los compañeros de RTVE que han retransmitido con tanto acierto y profesionalidad, los encierros sanfermineros, así como destacar de forma muy positiva la proliferación de medios técnicos y de personas que el ente público ha utilizado para realizar estas retransmisiones. Pero también he de confesar la envidia sana que sentimos los taurinos, al no tratar de igual forma o parecida las corridas que se daban por la tarde en la Monumental plaza de toros pamplonesa.

RTVE, una vez más, ha maltratado a los aficionados taurinos a la hora de ofrecer noticias de las corridas de San Fermín, y cito las de San Fermín, porque son las que nos ocupan en este escrito, pero las que se celebran en cualquier otra plaza de España, no corren mejor suerte, y el trato es el mismo o peor.

Las corridas que comenzaban a las seis y media, venían terminando sobre las 9, hora en que comienza el informativo en La1. En él, conectaban en directo a lo largo del tiempo dedicado a las noticias, y hablaban del encierro de la mañana, una vez más, y del ambiente que se vivía en Pamplona en esos momentos, haciendo caso omiso a lo que acababa de ocurrir en el coso taurino hacia unos minutos, sin importar que algún torero hubiese salido a hombros por la Puerta Grande. Estoy seguro que la atención dedicada, habría sido diferente, si la puerta de salida hubiera sido la de la enfermería, y en lugar de subir al furgón de la cuadrilla, fuese una ambulancia la que sacara al diestro de la plaza. ¡Maldito morbo!

Por supuesto, que cualquier actividad que el grupito de antitaurinos desarrollase esa tarde en Pamplona o en una de las importantes Ferias españolas, nos la ponen en todos los informativos.

Hace unos días los dirigentes de RTVE se mostraban ufanos y presumían del operativo, que por segundo año, se ha montado en la capital navarra, con motivo de las fiestas de San Fermín y sus universales encierros.

Después de 33 años emitiendo estas fiestas, en la edición de 2014 se comenzaron a aplicar las técnicas más avanzadas para efectuar las retransmisiones mañaneras. Se ofrecieron por primera vez en alta definición (HD), con un potencial humano de más de 80 personas y con el apoyo técnico de 25 cámaras, además de la ya, familiar mini-cámara montada en una tirolina a lo largo de toda la calle Estafeta, que viajando a mas de 60 Kms./hora, nos ha ofrecido espectaculares imágenes a vista de pájaro de todo lo ocurrido durante la carrera de los morlacos.

De nuevo como el pasado año, me hago la misma pregunta: “¿Es que con todo el operativo desplegado no había un huequecito para poder montar tres minutos de imágenes, y que alguno de los extraordinarios profesionales periodistas taurinos con los que cuenta TVE, nos ofreciera un resumen del festejo, en los largos informativos de la casa?” y por supuesto de nuevo me sale la misma respuesta: “Claro que sí, que lo había, lo que no había es el deseo de emitir la información taurina en estos informativos”.

¿Donde están aquellas promesas de Noviembre de 2011, en las que Pío García-Escudero, entonces portavoz del Partido Popular en el Senado y hoy Presidente de la Cámara Alta, aseguraba a la revista “Aplausos”, que si su partido ganaba las elecciones, regresarían a TVE las retransmisiones taurinas y el seguimiento de los toros en los programas informativos de la cadena pública?

Su partido ganó las elecciones, pero los aficionados, como les había sucedido en las dos anteriores legislaturas socialista, se quedaron sin poder conocer la información taurina a través de los informativos de TVE, esa televisión que pagamos todos los españoles, aficionados a los toros incluidos.

Francamente, no sé porque este trato tan discriminatorio a la fiesta y esa hipocresía que hace que, mientras en algunas regiones nos den una chuchería para conformarnos, (y nos conforman) en otras no solo no dan nada, sino que a la menor distracción, nos prohíben los festejos en vivo. Es uno de los misterios de una democracia, que discrimina a parte del pueblo que la vota, porque al dirigente de turno no le gustan los toros.

En fin amigos, esperemos que algún día los aficionados taurinos seamos tratados igual que los de otras actividades del Ministerio de Cultura, hasta entonces, un servidor continuará machacando como el personaje de la célebre película de José Luis Sáenz de Heredia, protagonizada por el inolvidable Paco Martínez Soria, titulada “Don Erre que erre”, que contaba las peripecias que tuvo que pasar Don Rodrigo de Quesada, un hombre serio y pertinaz, rayando en la terquedad, para poder cobrar las 257 pesetas, que le adeudaba el Banco Universal, llevando su personal y justa petición, hasta las últimas consecuencias, logrando al fin, después salvar múltiples obstáculos, el reembolso de su dinero.

No sé si nosotros alcanzaremos el mismo final feliz de la popular película, pero hasta entonces, continuare “Erre que erre” cada vez que tenga oportunidad.

Que Dios reparta suerte y le refresque la memoria a más de uno.