Sergio Galán_Madrid28Antonio Lorca.- El caballero Sergio Galán salió por la puerta grande de Las Ventas tras cortar una oreja en cada uno de sus toros después de sendas actuaciones académicas en las que hubo efectividad con rejones y banderillas, pero poco lucimiento. Mató bien y se llevó un premio a todas luces excesivo, pero justo porque así lo solicitó el público presente.

Hizo frío, mucho frío, despejado estaba el cielo cuando comenzó el festejo, pero comenzó a oscurecerse hasta que cayó una tromba de agua que perjudicó especialmente a Joao Moura cuando lidiaba al sexto de la tarde.

Los toros de Benítez Cubero ofrecieron un juego más que aceptable, pues persiguieron con codicia a las monturas y derrocharon templaza y buen estilo, que es lo que se le pide a estos animales para los que tan pocos premios se reservan en las ferias. Como salen con los pitones despuntados… Como si a los demás, a sus hermanos de la lidia a pie, no les tocaran las puntan de sus defensas.

En fin, que la corrida ofreció posibilidad de espectáculo que la terna no aprovechó como debía. Y no por falta de entrega, sino porque los tres caballeros ejecutan un rejoneo que suena a épocas ya pasadas; como si no hubieran entrado aún en la modernidad de las nuevas tecnologías de un toreo a caballo que exprime las suertes y lleva la emoción y el entusiasmo arrebatador a los tendidos.

Ninguno de los tres lo consigue. Poseen buenas cuadras, bien entrenadas, pero se empeñan en clavar no ya a la grupa del caballo, sino allá donde le llega el largo del brazo. Y eso está muy feo; repiten y repiten pasadas en falso; ejecutan las suertes despegadas y tienen una concepción del temple tan aceptable como superada por quienes figuran en la primera división especial del rejoneo.

Dicho lo cual, quede constancia de que el portugués Rui Fernandes protagonizó una actuación muy decorosa; ventajista, eso sí, pero valiente y decidida. Su momento culminante lo protagonizó al acudir al encuentro del cuarto en el momento en que salía de chiqueros y clavó un rejón de castigo tan espectacular como atolondrado.

Frío y académico, como siempre, Sergio Galán todo lo hace fácil, pero le cuesta un mundo conectar con los tendidos. Sus faenas estuvieron presididas por la efectividad -ventajista también-, pero le faltó el entusiasmo necesario para que su triunfo fuera apoteósico. No se equivocó el presidente cuando le concedió una sola oreja del quinto a pesar de la reiterada petición del respetable.

Moura templó bien, se dejó tocar los caballos en demasía y quebró muy lejos del toro. Aguantó el tipo con el chaparrón y el suelo embarrado, y mató mal. Cuando terminó, la gente había huido de la lluvia y el caballero se marchó en silencio. Tampoco es eso, porque estuvo a la altura de sus compañeros.

Toros despuntados para rejoneo de José Benítez Cubero, correctos de presentación, manejables y con movilidad.

Rui Fernandes: rejón trasero y atravesado (ovación); bajonazo, un descabello y el toro se echa (silencio).

Sergio Galán: rejón en lo alto (oreja); rejón en lo alto (oreja). Salió a hombros por la puerta grande.

Joao Moura: pinchazo y rejón caído (ovación); rejón y tres descabellos (silencio)

Plaza de Las Ventas. 28 de mayo. Vigésima tercera corrida de feria. Media plaza.

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