Antonio Lorca.- Dicho con el respeto debido para cada uno de los caballeros, este cartel sonó desde su anuncio como una solución de compromiso para acallar a apoderados insistentes -es su deber- que llaman al empresario y no paran con el objetivo de colocar a sus toreros, ‘que tienen un arte que no se pué aguantar, don Simón’.
El cartel no tenía interés, pues ya se sabe que del rejoneo actual solo sobresalen tres o cuatro caballeros -muchos son- que tratan de mantenerse a flote con planteamientos que ya se están quedando antiguos.
Así, el festejo de seis rejoneadores reunió a poco público -media plaza-, fue largo -casi dos horas y media-, pesado -hubo muy pocos momentos divertidos-, aburrido -por la extrema mansedumbre de los toros y la escasa torería de algunos caballeros- y, al final, injusto, porque pasearon trofeos dos rejoneadores que mataron a la primera, pero torearon poco, y solo fueron aplaudidos Joao Moura y Leonardo Hernández, que elevaron el nivel de la tarde, aunque fallaron con el rejón de muerte.
Hasta la salida del cuarto toro, el festejo discurría por la senda del aburrimiento; el joven Joao Moura jr. levantó los ánimos a lomos de Aquiles y Checmat, dos caballos con los que templó a dos bandas y ensayó con el segundo la ‘hermosina’ para deleite de la concurrencia.
Le siguió Hernández, con una cuadra excepcional, una enorme capacidad para vender su tauromaquia y el oficio bien aprendido. Se lució con Sol, un caballo torerísimo, que templó al toro con enorme gallardía, sin perderlo de vista al tiempo que se dejaba rozar los pitones en el pecho; y, a continuación, con Xarope, otro torero de cuatro patas. Ni Moura ni Hernández pasearon trofeo porque no acertaron en la suerte final.
Sí lo hicieron Martín Burgos -de un bajonazo-, y Andrés Romero, y ambos recibieron un premio a todas luces exagerado. El primero destacó en el tercio de banderillas, especialmente en un par a dos manos; y el segundo, muy espectacular, realizó un rejoneo poco ortodoxo, pero conectó pronto con los tendidos.
Confirmó la alternativa Joao Telles, y su labor fue esforzada, por la excesiva mansedumbre del toro, e irregular. Realizó un par de quiebros meritorios, y su caballo Guardiola sufrió una cornada en el anca derecho. Su compatriota Rui Fernandes abusó de las carreras y las pasadas en falso y, al final, salió al tercio a pedir una ovación que parte del público le regaló por educación y no por los méritos del caballero.
Toros despuntados para rejoneo de Fermín Bohórquez, correctos de presentación, muy mansos y manejables.
Martín Burgos: bajonazo (oreja).
Rui Fernandes: pinchazo, rejón muy trasero y caído (ovación provocada por él).
Joao Moura jr.: rejón trasero y caído, cuatro descabellos _aviso_ y un descabello (ovación).
Leonardo Fernández: tres pinchazos y rejón trasero (ovación).
Andrés Romero: rejón muy trasero (oreja).
Joao Telles, que confirmó la alternativa: pinchazo, bajonazo, tres descabellos _aviso_ y un descabello (silencio).
Plaza de Las Ventas. Quinto festejo de la Feria de San Isidro. 12 de mayo. Media entrada (11.623 espectadores, según la empresa)