Carlos Crivell.- Emilio de Justo hizo el paseíllo destocado. Era su presentación en La Malagueta al cabo de tantos años como matador de toros. Fue un debut afortunado, que puso de manifiesto la sólida madurez de un torero que ha recuperado los síntomas que le auparon a los primeros puestos del escalafón antes de su dramático percance de Madrid a comienzos del pasado año. De Justo fue un prodigio de inteligencia a la hora de ponerse delante de dos toros nobles, aunque con algunos registros complicados.

El segundo quedó disminuido de fuerzas después de una costalada en el capote. Lo recibió con un ramillete de verónicas de mucha calidad. Lo trató con mimo a media altura, le dio la distancia adecuada y le bajó la mano cuando el animal se afianzó. Dos tandas buenas con la derecha y una soberbia al natural, para finalizar con otra con la izquierda citando de frente. El de Garcigrande lo arrolló y le partió el vestido sin más consecuencias que el golpe. Y con la espada, certero y contundente.

Le cortó las dos orejas al quinto, aunque su labor no fue tan llamativa, pero sí meritoria. No prometía nada el animal en los primeros tercios, no hubo toreo de capa ni un tercio de varas en condiciones. Emilio se dobló por bajo al comienzo de su faena. Muy apagado, lo fue encelando para lograr muletazos con la derecha sin posible ligazón. Y al final surgió el milagro cuando citó en la distancia corta y el toro obedeció. Fue cuando logró redondos de calidad suprema ya en la fase final de una faena inesperada. De nuevo la espada fue eficaz y ahora se pidieron las dos orejas que paseó para poder abrir la Puerta Grande de La Malagueta en la tarde de su debut.

La corrida de Garcigrande y Domingo Hernández fue fea de hechuras, mansa de condición y descastada en todos los tercios. Como único dato positivo, la nobleza de algunos ejemplares. Se preguntaba alguno si había una corrida de la casa Hernández que no estuviera apartada para El Juli. La había, estaba apartada para Málaga, pero fue un lote de retales. Se comprende que no la lidiara el torero madrileño, tan conocedor y amigo de este tipo de toros.

Para Perera fue como una tarde de asistencia obligada sin muchas posibilidades de salir de un tono grisáceo. El primero soltó la cara al final de los muletazos. El extremeño aplicó una buena técnica con el de Garcigrande ya muy agotado. El cuarto fue un manso que en manos de Javier Ambel mejoró su condición. Perera estuvo tesonero y voluntarioso sin más.

Ginés Marín le cortó la oreja al tercero por su buena estocada. Se supone que por la suerte suprema, porque con un toro aplomado y a menos, el torero jerezano acortó las distancias en un arrimón final que agradó al personal. Eso y la estocada dieron paso a una petición insuficiente, que fue atendida por el palco. El sexto fue un mulo de más de seiscientos kilos sin un pase. Marín cortó por lo sano tras unos breves intentos.

Plaza de toros de Málaga, 14 de agosto de 2023. 4ª de Feria. Más de media plaza. Cuatro toros de Garcigrande y dos, tercero y cuarto, de Domingo Hernández, muy desiguales de presencia, mansos y descastados. Manejables el segundo, tercero y quinto.
Miguel Ángel Perera, de marfil y oro. Pinchazo y estocada baja (saludos). En el cuarto, estocada trasera (saludos).
Emilio de Justo, de verde botella y oro. Estocada desprendida (una oreja). En el quinto, estocada (dos orejas tras aviso).
Ginés Marín, de fucsia y oro. Estocada contraria (una oreja). En el sexto, dos pinchazos y estocada caída (silencio).
Emilio de Justo salió por la puerta grande. Saludaron en banderillas Curro Javier, Vicente Herrera y Antonio Punta.