Gastón Ramírez Cuevas.- Domingo primero de febrero del 2015. Décimo quinta corrida de la temporada de la Plaza de toros México. Toros: Seis de Javier Garfias, bien presentados, con edad, trapío y cara. Desgraciadamente, el único que tuvo casta buena fue el primero del Fandi. Los demás acusaron debilidad, mansedumbre y mal estilo.
Toreros: Uriel Moreno “El Zapata”, a su primero le mató de gran entera: palmas. Al cuarto le despachó de tres cuartos en buen sitio: silencio.
David Fandila “El Fandi”, al segundo de la tarde le endilgó un sartenazo a medio lomo y luego le pegó dos descabellos: aviso y silencio. Al quinto le metió dos pinchazos y mil y un golpes de descabello: dos avisos y bronca.
Mario Aguilar, al tercero de la tarde se lo quitó de enfrente con buena entera: silencio. Al que cerró plaza lo despenó de casi entera desprendida: silencio.
Dice el refrán que: “Hay veces que nada el pato, y hay veces que ni agua bebe”. Esta tarde hubo toros con pitones y trapío, pero sólo uno se dejó. La entrada fue la más pobre del serial. Entre el puente del día de la Constitución de 1917 y el dichoso Super Bowl, creo que había menos de cuatro mil individuos en la pobre Plaza México.
El Zapata demostró una vez más su torería, su variedad y su pundonor. Al que abrió plaza le pegó verónicas de mano muy baja y un bonito recorte lagartijero. A ese bicho le picó el gran César Morales y le ha propinado un puyazo de antología, en lo alto y aguantando enormidades. De hecho, salió al tercio con todo y caballo para agradecer la merecida ovación.
Uriel quitó de manera original mediante algo parecido a las fregolinas pero aun más complejo. Eso se lo hará un día a un toro bravo, con recorrido, y se caerá la plaza. Zapata banderilleó con clase y maestría. Nos regaló tres pares al sesgo, dos por dentro –alternando los pitones- y uno por fuera. La gente le aplaudió con ganas. Después el de Garfias regateó las embestidas y no colaboró en lo absoluto. El coleta tlaxcalteca aguantó, le echó oficio y porfió, pero allí ni El Tato.
A su segundo, Uriel le bregó elegantemente y nos regaló una media belmontina de cartel. Después de quitar por chicuelinas antiguas lució más con los palos. Ha puesto un par semi-monumental de temple exquisito que valió el boleto. Luego, el toro se desinfló de lo lindo. El de Garfias no dejaba estar, y ahí el valor y los naturales sueltos no lograron emocionar al respetable. El astado fue pitado con fruición en el arrastre.
¿Qué le puedo decir a usted del Fandi, del torero granadino? ¿Que anduvo más pueblerino que nunca? ¿Que está hecho un payaso de circo de trancas? Pues sí, y me quedaría corto.
Este eterno aprendiz de torero sorteó como primero de su lote al bicho de la ilusión, a un toro con toda la barba que planeaba y pasaba completo, sobre todo por el pitón izquierdo, transmitiendo mucho. Fandila le pegó cientos de trapazos, quitándose y toreando tan para afuera, que le faltaba plaza. No contento con eso le mató de un sartenazo artero, con la vieja consigna de que ¡todo es toro!
Al quinto no nos lo dejó ver, pues el miedo no anda en burro. El burel le derrotó dos veces casi en el ojo y Fandi dijo esto no es lo mío. No hubo recursos ni valor. Perfilándose a muy prudente distancia, el campeón de esquí se entretuvo en pinchar al animal para luego protagonizar el peor compendio de golpes de verduguillo malajes que haya yo visto en mi casi medio siglo de asistir a la gran plaza. En otros tiempos a ese pobre hombre le hubieran arrojado hortalizas podridas, piedras y hasta algunos litros de cerveza o cosas peores.
Mario Aguilar , se sigue distinguiendo por su sevillanía con el percal. Ahí anduvo luciéndose con lances templados y de gran torería en sus dos enemigos. Lo malo fue que ninguno de sus toros tuvo fondo ni casta buena para las faenas de muleta. Hubo valor espartano, arrimones sorprendentes y hasta dosantinas y naturales de excelente factura, pero no se puede sacar agua de las piedras.
Dentro del anecdotario absurdo de la Fiesta, permanecerán el brindis de Zapata al Fandi, y la reciprocidad del español en el quinto antes de pegar el petardo. Quedó demostrado que Uriel Moreno es un fino humorista y que David Fandila no es precisamente una lumbrera.
Colofón: el aficionado no se arredra jamás. Así las cosas, el mártir de la Fiesta vendrá el jueves cinco a la corrida del aniversario, pero en su mente estará el cartel del domingo ocho de febrero, en el que están colgados Alejandro Talavante, Fermín Rivera y Sergio Flores, con tres de Xajay y tres de Jaral de Peñas.