El local Jiménez Fortes fue el más destacao de la novillada de apertura de la Feria de Málaga, en la que Adolfo Ramos fue cogido menos grave al matar al tercero de la tarde.

Toros de la Plata / Jiménez Fortes, López Simón y Adolfo Ramos

Plaza de toros de La Malagueta. 1ª de Feria. Menos de media plaza. Seis novillos de Toros de la Plata, bien presentados, justos de raza y fuerzas y de variada condición en la muleta. Nobles, 1º y 2º; mansos y parados, los restantes.

Jiménez Fortes, de azul rey y oro, tres pinchazos y estocada contraria (saludos). En el cuarto, estocada contraria (una oreja). En el sexto, estocada (saludos).
López Simón, de rosa palo y oro, estocada baja y delantera (vuelta al ruedo). En el quinto, pinchazo y estocada (vuelta).
Adolfo Ramos, de rioja y oro, pinchazo. Resultó cogido y remató Jiménez Fortes (silencio). Fue operado de herida contusa en cara anterior e interna del tercio medio del muslo derecho que interesa piel, tejido subcutáneo, aponeurosis de 10 cm. que lesiona fibras del vasto interno, abductor mayor y menor y penetra en canal de Hunter sin lesionar vasos. Se dejan drenajes. Pronóstico menos grave.

Carlos Crivell.- Málaga

Foto: Joaquín Bueno (Aplausos.es)

La novillada de apertura de la feria de Málaga se tiñó de sangre en la lidia del tercero. El novel Adolfo Ramos fue enganchado cuando realizaba la suerte suprema encerrado en tablas, en un gesto tan valiente como inconsciente. No hay nada que reprocharle. Pagó su gesto y se fue a la enfermería con la cabeza alta. Por fortuna, la cornada fue limpia y el chaval se repondrá en breve.

Adolfo estuvo valiente y sereno con un novillo manso. Su estilo es de quietud y temple, tiene que mejorar como es lógico en este tiempo inicial de su andadura, pero dejó entrever un concepto claro y meritorio.

La novillada de La Plata lució tanta presencia como falta de raza. La mayoría fueron mansos de libros, tales como tercero, cuarto y quinto. Tampoco les sobraban las fuerzas, así que no fue una novillada fácil.

Jiménez Fortes dejó una gratísima impresión. El progreso del malagueño es patente. Luce un valor seco, sabe templar de forma admirable y torea muy bien con la izquierda. La faena al primero brilló en los naturales perfectos de comienzo, desarrollo y remate. No fue una labor uniforme, sobre todo porque por el lado derecho anduvo menos templado.

En el cuarto, novillo manso y parado, estuvo firme y decidido, como decían las antiguas crónicas, por encima del novillo. Algunos muletazos tuvieron el sello de la largura y el temple. Remató con circulares y acertó con la espada. La oreja, posiblemente generosa, fue un premio para su tarde tan firme y torera.

Mató el sexto por el herido Adolfo Ramos, a quien brindó la muerte del astado. Fue un novillo manso y de mal genio. Saúl se puso en el sitio y robó pases de mucho mérito en los que se jugó los muslos. Jiménez Fortes pide un sitio en el toreo.

El madrileño López Simón tiene un problema de entrada en su afectación remilgada y cursi en todos sus movimientos. No hay nada más empalagoso y alejado de la torería que la compostura rebuscada y premeditada.

Al margen de estos detalles, López Simón cayó de pie en el público que asistió a la novillada. En realidad, su toreo no fascina a los entendidos. Al segundo le dio una infinidad de pases de rodillas de entrada, se dejó enganchar la muleta con la derecha, toreó perfilero y acabó otra vez de rodillas. Mató muy mal y la buena gente se desgañitó pidiendo una oreja improcedente.

En el quinto anduvo fundamentalmente voluntarioso en una faena de persecución de un manso al que el robó pases en distintas zonas del ruedo. No se puede hablar de tandas completas o limpias, aunque destacó su evidente entusiasmo. Otra vez le pidieron la oreja, sobre todo después del concierto de la banda de música, a la que de forma astuta había brindado.