Mala corrida en Málaga con reses descastadas de Los Recitales y Julio de la Puerta. Destacó una faena enorme de valor de Perera y poco más.

Cuatro toros de Los Recitales, desiguales de presencia y de pobre juego. La mayoría, carentes de fuerzas. El segundo, muy peligroso. Más noble y pronto, el cuarto. En general, con nula calidad. El quinto, sobrero por uno devuelto, y el sexto, de Julio de la Puerta. El primero, malo y complicado. El sexto, descastado y sin clase.

El Cid: media caída y descabello (silencio) y estocada atravesada (saludos).
Miguel Ángel Perera: pinchazo, atravesada que escupe, media y dos descabellos (saludos tras dos avisos) y bajonazo (silencio).
Daniel Luque: estocada caída y dos descabellos (silencio) y pinchazo hondo y descabello (silencio).

Plaza de Málaga, 2ª de Feria. Casi lleno. Saludaron con los palos Curro Robles y se sumó Galvín.

Carlos Crivell.- Málaga

La afición no podía creer lo que pasó en el segundo. El toro de Los Recitales resultó una alimaña como ya no se contempla en los ruedos. Decir alimaña puede resultar suave; añadan lo de “barrabás” y marrajo para tener una idea del comportamiento de un toro que llevaba el nombrecito de Avispado. Y ciertamente fue avispado, pero también se propuso pasar a la historia como su famoso tocayo de Pozoblanco.

El toro desarrolló sus aviesas intenciones durante la lidia. Al principio sólo parecía un toro sin clase, siempre con la cara alta. En los quites, un atisbo de competencia entre Perera y Luque, ya se venció con descaro. Cuando Perera le puso la muleta por delante, el torito, con genio y malas artes fue descaradamente por el torero. Se la había puesto por la izquierda; no era cuestión de un pitón mejor que otro; era un animal bruto buscando la presa.

La cuidada y esmerada selección del toro de lidia ha eliminado este tipo de comportamientos en la cabaña brava. Para el ganadero debe ser un problema que surja un animal de este tipo. Los toreros ponen en la lista negra a la ganadería. Siempre recordarán que un toro, en este caso de Los Recitales, fue el que más le amargó la vida en una plaza.

Perera estuvo cumbre con el toro. No quería nada por ningún lado y le aplicó la medicina de la muleta baja y la cara tapada. Así pudo ligar muletazos más heroicos que bellos, muy intensos porque en cada arrancada se presumía el percance, que a punto estuvo de llegar en un tremendo gañafón que dejó al extremeño con las vergüenzas al aire. Toda la plaza pudo contemplar que los tiene bien puestos. Con un pantalón vaquero acabó la lidia. Fue faena de valor rotundo, seco, de figura máxima. No lo mató y todo quedó en una ovación.

La corrida fue un despropósito ganadero. Avispado fue la cumbre de la maldad; sólo el cuarto se dejó medio torear. El palco, no se saben los motivos exactos, devolvió en banderillas al quinto. El remiendo de Julio de la Puerta fue también un regalito que pronto buscó por abajo a Perera. Ahora no se dio ninguna coba y lo mató de mala manera.

El lote de El Cid fue menos malo, que no quiere decir que buenos. El torero de Salteras anduvo entonado con reses muy flojas, casi inválidas, con mejor actitud y logros en el cuarto, que fue más colaborador y permitió ver a un buen Cid con la izquierda, aunque su labor no resultó redonda por la flojera del astado. Con el que abrió plaza, toro de escasas fuerzas y que embistió rebrincado, El Cid hizo un esfuerzo destinado a la nada por las condiciones del animal.

Se esperaba con interés a Daniel Luque, torero en racha, que no pudo hacer prácticamente nada lucido en su única presencia en la plaza malagueña. Ni el de Los Recitales ni el remiendo de Julio de la Puerta le ayudaron lo más mínimo para poder demostrar su imparable trayectoria.

Tropezó con un tercero rajado sin posibilidades. El de Gerena lo intentó de forma estéril. Y tampoco el sexto, descastado y peligroso, le permitió algún lance o muletazo brillante. En su haber apenas se puede señalar un quite por delantales al toro malo de la tarde, el primero de Perera, cuando aún el animalito se dejaba algo.

La corrida fue un fracaso estrepitoso de principio a fin. El encierro de Los Recitales, con muchos problemas en los corrales, ni estuvo parejo en su presentación ni en el comportamiento. Esto, por tanto, ha comenzado mal.

 

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