El Excelentísimo Ateneo de Sevilla fue el escenario de la presentación del libro, La Monumental de Sevilla. La dignidad de un proyecto, escrito por Julio y Fidel Carrasco y Carmen del Castillo. El presidente del Ateneo, Alberto Máximo Pérez Calero, moderó un acto que contó con participación estelar del matador de toros Morante de la Puebla. En la mesa presidencial tomaron asiento, además de los citados, el economista Ignacio Sánchez Mejías, el profesor Manolo Grosso y uno de los autores, Fidel Carrasco.

Sánchez Mejías, autor del prólogo, recordó los avatares de la construcción de la plaza de toros Monumental, al tiempo que destacó la perseverancia y empeño de Joselito El Gallo para que se hiciera realidad. Dejó clara la importancia de la obra, el perfecto estado cuando se derribó y las prisas que hubo en 1930 para hacerla desaparecer.

Por su parte, Manolo Grosso que ha escrito el epílogo, comentó los aspectos sociales de los años de la construcción de la plaza de toros. Afirmó que era una ‘sociedad convulsa’. Se detuvo en la significación de la Real Maestranza de Caballería, que nunca vio a la Monumental con buenos ojos. Afirmó que el siglo XX comenzó el mismo año de 1920 en el que murió Joselito. El arquitecto y autor del libro Fidel Carrasco tomó la palabra para decir, entre otras cosas sobre su afición al toreo, que “tras escribir el libro admiramos más a la figura de Joselito el Gallo”.

El plato fuerte fue la intervención de Morante de la Puebla, que de entrada se confesó “gallista”. Siguió afirmado que “esclarecer la vida y la obra de Joselito es algo que me apasiona. Me he criado oyendo hablar a mis mayores de Joselito y Belmonte. Este libro aclara que Joselito no estaba muy desencaminado al pensar en plazas monumentales”.

Morante continuó en sus alabanzas al torero de Gelves, “porque hay pocos toreros monumentales, pero José sí que lo era. José pudo soñar despierto. Su preocupación era que bajaran los precios de las entradas, y ahí estoy de acuerdo, aunque entiendo que ahora es algo complicado porque los gastos son muy grandes”. Confirmó que “Joselito sufrió mucho con este proyecto de la plaza Monumental, es posible que en algún momento se sintiera derrotado ante tantas incomprensiones y tal vez no se percató de lo que le afectaría levantar la Monumental”.

En el final de su alocución, Morante confirmó que “me gustan más las plazas pequeñas”. Abundó en su tesis y manifestó que “el toreo clásico es para recintos grandes, pero el toreo barroco es para plazas más recogidas. El barroco es para verlo de cerca, el clásico es para verlo de lejos; yo lo comparo con Belmonte, más barroco, y Joselito, más clásico, que se podía ver más de lejos. La plaza Monumental era para un torero monumental. Hoy día es difícil que se mantuviese en pie una plaza tan grande como la Monumental.”. Y acabó con una nota de humor: “Es difícil ver los toros desde tan alto como se ven en una plaza tan grande como Madrid; es posible que por eso vean siempre al toro tan chico”.

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