Morante_Ronda 2014Álvaro R. del Moral. ¿Volverá a Sevilla? “Vamos a pedirnos disculpas por lo que haya sucedido y vamos a intentar hacer las cosas bien, con cariño y con respeto. Ésa es la única manera posible de que yo pueda estar en Sevilla”. Era una de las frases centrales de la larga entrevista concedida el pasado sábado al programa Tendido Cero de Televisión Española. Morante habló de muchas cosas, pero sobre todo lo hizo del conflicto sevillano; abrió alguna puerta; cerró otras y dejó alguna entreabierta pero no terminó de despejar el tortuoso camino que aún separa su contratación en la plaza de la Maestranza. Era la primera vez que hablaba formalmente del asunto. Conviene rebobinar para recordar que el diestro de La Puebla no recurrió a la vía del comunicado después de aquella rebelión coral que dio origen a un G-5 que ya lleva tiempo en periodo de liquidación aunque tampoco hay acuerdo en la forma de cerrar la tienda. Un año después de ese alzamiento Morante abre un mínimo resquicio al entendimiento aunque supedita la paz a una petición de públicas disculpas por parte de los empresarios que podría convertirse en el principal escollo para izar la definitiva bandera blanca. A pesar de todo hay algunas contradicciones en sus palabras que no permiten aclarar por completo el mensaje a los despachos de la calle Adriano. Si primero habla de excusas mutuas, de dejar a un lado “egoísmos y egos” acaba exigiendo el mea culpa exclusivo de Valencia y Canorea, que ofrecen política de borrón y cuenta nueva. Así se complica la cosa; y mucho…

“Prefiero que estén mis compañeros…” Morante quiere justificar ese arrepentimiento urbi et  orbe exigido a los empresarios con el barniz grueso de las famosas declaraciones de Eduardo Canorea en el almuerzo que desató las últimas hostilidades aunque el propio torero, en el final de la larga entrevista, confirmaba que el asunto venía de lejos al confesar “que se olía” lo de Sevilla al descartar volver a encerrarse con seis toros si no fuera en la propia plaza de la Maestranza. “Públicamente se nos trató como si fuéramos poco más que unos saqueadores que íbamos a la empresa a llevarnos todo el dinero y eso es totalmente irreal” espetó el torero aunque sin dejar de reconocer que una de las piedras de toque es la pasta que dejarían de cobrar en el coso del Baratillo, “la mitad que en Madrid; y Sevilla hace más dinero que Las Ventas”, precisó Morante, sin aclarar que las circunstancias organizativas de un abono progresivamente recortado y en caída libre antes de que sonaran los tiros son muy distintas de las que alumbran un largo mes de toros con un 75% de carteles de bajísimo presupuesto. Pero eso es otra cuestión de la que ya hablaremos. Merece la pena recordar que el torero puso encima de la mesa, muy de pasada –“cuentan que los maestrantes se llevan un tanto por ciento”- ese reivindicado piso de plaza de la Real Maestranza que algunos quisieran repartir de otro modo. Pero Morante volvía a poner en la nevera su vuelta a la plaza de la Maestranza a pesar de reconocer el aspecto desolador que ofrecieron los  tendidos durante la feria triste: “Prefiero que vayan todos mis compañeros aunque no vaya yo a que no vaya nadie y se vea esa imagen que se ha dado este año, esa plaza medio vacía”. Llamó la atención que el diestro cigarrero invocara la figura de Diodoro Canorea un empresario que se negó a darle la alternativa en Sevilla para ofrecerle después una exclusiva que acabó en papel mojado. En cualquier caso, como fino observador que es, dibujaba mejor que nadie el extraño universo humano que ha dejado el enfrentamiento entre los toreros y los empresarios sevillanos que ha sido, ojo, la guinda de un desplome que ya venía de lejos: “esos tendidos vacíos, sin ese taurinismo, sin esa elegancia…” Estaba dando en la clave de la principal consecuencia del alzamiento. Revocar ese panorama, con o sin la vuelta de los ausentes, será lo más difícil de conseguir.

Nos vamos marchando, oliendo a chamusquina a 138 kilómetros río arriba y no sin antes mencionar el concurrido homenaje dedicado a Antonio Ordóñez dentro de las sesiones taurinas del Curso de Temas Sevillanos que dirige el infatigable Antonio Bustos. El acto, celebrado en el Salón de Carteles de la plaza de la Maestranza, contó con José León como maestro de ceremonias pero la presencia de Alfonso Ordóñez -el gran catedrático de plata- dio un giro inesperado a la evocación del coloso de Ronda. Y nos vamos, sinceramente agradecidos al jurado de los premios Enrique Ponce del Club Allard de Madrid. Imaginamos que este Observatorio Taurino semanal -la joya de la corona de este periodista- debe tener algo de culpa en el reconocimiento recibido. Mil veces gracias.

Publicado el 2 de diciembre de 2014 en la edición impresa de El Correo de Andalucía y ampliado en la versión blog

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