Rafael Cerro debutó con picadores en Olivenza y demostró que es una nueva promesa del toreo extremeño, como ya había demostardo en su paso sin picadores por Sevilla. También estuvo muy bien Fernando Adrián, mientras que El Fini apenas brilló.

Píriz / El Fini, Fernando Adrián y Rafael Cerro.

Plaza de Olivenza, 1ª de la Feria de marzo. Media plaza. Lluvia durante todo el festejo. Seis novillos de Herederos de Bernardino Píriz, bien presentados, justos de raza y clase y de pobre juego en general. Fernando Adrián y Rafael Cerro debutaron con picadores. Cerro salió a hombros por la Puerta Grande.
Jesús Díez “El Fini”, de corinto y oro, pinchazo y seis descabellos (silencio tras aviso). En el cuarto, cuatro pinchazos y estocada atravesada (palmas tras aviso).
Fernando Adrián, de celeste y oro, dos medias estocadas, estocada y descabello (saludos tras aviso). En el quinto, media, estocada atravesada y cuatro descabellos (vuelta al ruedo tras dos avisos).
Rafael Cerro, de celeste y oro, pinchazo y estocada baja (una oreja tras aviso). En el sexto, estocada atravesada, baja y tendida (una oreja tras aviso).

Carlos Crivell.- Olivenza (Badajoz)

Se repitió la historia del pasado año y la novillada de apertura del ciclo oliventino estuvo presidida por la lluvia tenaz de principio a fin. A diferencias del pasado año, en esta ocasión se pueden lanzar las campanas al vuelo porque la fecunda cantera extremeña sigue forjando toreros. Rafael Cerro, descubierto en las novilladas del verano en Sevilla, está en camino de convertirse en un buen torero. De la mano de Ortega Cano, el extremeño mantiene su concepto puro del toreo, sobre todo cuando maneja la mano izquierda. Tiene temple y empaque al natural. Está bien dotado de valor, los fundamentos técnicos han progresado e incluso su manejo del capote ha experimentado un notable progreso.

El novillo primero que lidió con picadores fue manso integral. Cerca de las tablas puso lograr algunos muletazos de trazo exquisito, aunque carentes de ligazón. El bajonazo y el aviso no permitían pasear trofeos, pero como hasta su apoderado pidió el trofeo con fervor en un gesto poco adecuado.

Con el sexto mejoró de forma notable. Se lució con el capote a la verónica y dejó media de calidad suprema. El novillo, manso, humilló más y Cerro consiguió ligar algunas tandas con esa pureza y naturalidad que imprime a su toreo. Al apagarse el animal sacó a relucir argumentos para que el público no perdiera el interés en su labor. Tampoco mató bien, pero ahora la oreja estaba justificada. Cerro es una promesa maravillosa y sería una buena noticia que progresara hasta el nivel que se vislumbra.

Fernando Adrián tropezó con dos novillos antipáticos y le puso unas ganas tremendas a la tarde. Tiene valor y está capacitado dentro de un estilo de poder sin más detalles. Se la jugó en el quinto que le prendió en la faena y solo el mal uso de la espada le impidió cortar algún trofeo.

El diestro Jesús Díez “El Fini” puso voluntad en su labor pero no acabó de sacar nada en claro ni con las telas ni con la espada. Quiso hacer muchas cosas, hasta puso banderillas, pero no dejó ninguna huella.