Mañana con buenos toros de Zalduendo, sobre todo cuarto y quinto. Ponce cortó dos orejas, pero la faena de la mañana la firmó Talavante. Cayetano, muy elegante.

Zalduendo / Ponce, Talavante y Cayetano

Seis toros de Zalduendo, el tercero lidiado como sobrero, de buena presencia y juego variado. Mejores, cuarto y quinto, sobre todo éste. El resto, justos de raza, nobles.

Enrique Ponce: saludos tras dos avisos y dos orejas.
Alejandro Talavante: saludos y saludos tras tres avisos.
Cayetano: una oreja y saludos tras aviso.

Plaza de Olivenza, 7 de marzo (mañana). Lleno. Enrique Ponce salió a hombros.

Carlos Crivell.- Olivenza

El toreo más intenso de la mañana llevó la firma de Alejandro Talavante en el quinto, un gran toro de Zalduendo. Talavante bajó la mano y templó mucho en un estilo torero diferente al que ha exhibido hasta ahora. Fue una labor muy meritoria, de pasajes bellos por la profundidad de la faena, pero la espada se cruzó de nuevo en camino del extremeño y se atascó con el descabello, hasta el punto de escuchar los tres avisos.

En el toro anterior, ya había apuntado Talavante esta nueva dimensión de toreo en otra labor de buen corte que acabó algo embarullada.

Enrique Ponce solventó la lidia del primero con suficiencia en una faena demasiado larga sin que viniera a cuento. Su triunfo llegó en el buen cuarto, al que le hizo una faena elegante e inteligente, con fases muy plásticas, que encandilaron a la plaza. Fue una de esas faenas pletóricas del valenciano en las que aparenta que el toreo es muy fácil.

Cayetano hizo un toreo elegante, lleno de empaque y belleza en sus dos toros. La faena al tercero brilló en el toreo al natural, perfecto de trazo y de una majestad apasionante. El sexto fue un sobrero que también embistió. Cayetano volvió a torear con gusto y de nuevo lo mejor fue el toreo con la izquierda, pleno de estética y calidad. La espada le quitó premio.
 

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