José Luis Garrido Bustamante.- Es alarmante comprobar la rapidez con la que caen en el insulto los miembros más jóvenes de las actuales generaciones. No ya los del gremio de los conductores recientes, hechos a pegarse como lapas a la trasera del vehículo que conducimos, sin respeto alguno a las distancias, y a imponernos su desprecio a las limitaciones de velocidad, hostigándonos desvergonzadamente para que corramos como ellos y haciéndonos toda clase de muecas ofensivas cuando nos adelantan, sino aquellos que pueden estar llamados a dar ejemplo de mesurada convivencia por el lugar que ocupan en las actuales estructuras sociales.

Es el caso de la presentadora de televisión y locutora de radio Julia Otero.
Julita que nos enseñaba unas bien torneadas piernas cuando se asomaba en la tele y que las cruzaba con tan estudiada coquetería que siempre daba la impresión de que iba a enseñar más de la cuenta sin que jamás sucediera tal cosa

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