El dulce momento de Morante de la Puebla se puso de manifiesto en Osuna con una manejable corrida de Lagunjanda de la que no se llevó elmejor lote. La faena al cuarto, sencillamente monumental, le valió dos orejas y el reconocimiento de toda la plaza.

Seis toros de Lagunajanda, justos de presentación y de buen juego. Destacó el bravísimo toro lidiado en quinto lugar.

Morante de la Puebla, de pistacho y azabache, estocada (una oreja). Estocada (dos orejas).
Cayetano, de verde botella y oro, pinchazo y estocada (una oreja). Estocada (dos orejas).
Ángel Luis Carmona, de grana y oro, estocada (una oreja). Estocada baja (dos orejas).

Plaza de Osuna, 15 de mayo. Casi tres cuartos de entrada. Saludó en banderillas Paco Peña. Los tres matadores salieron a hombros.

Carlos Crivell.- Osuna

Morante suma y sigue. El momento del torero de La Puebla es dulce, cómo nunca ha lo ha tenido en su carrera. Es un torero para seguirlo de plaza en plaza, porque en este tipo de diestros no importa, como ocurre con otros, si la plaza es de primera o de tercera. Es la grandeza del toreo de arte, del clasicismo en su estado más puro, de los toreros dotados por la vara de la genialidad.

Toda su tarde en la plaza de Osuna fue una permanente demostración de buen gusto y torería. Se lució en ambos con el capote en lances a la verónica. El lance, según Morante. Es una perfecta mezcla de los mejores artífices de la verónica de la historia del toreo. Quitó por chicuelitas y fue derramando torería en cada movimiento y en cada gesto.

La faena al primero fue justa y medida, acoplada a un animal noble pero con las fuerzas muy justas. Siempre se colocó en el sitio adecuado, se gustó en cada muletazo, si bien la faena no pudo tener la continuidad deseada.

La faena grande llegó en el cuarto. Morante, torero, señorial y decidido, compuso una labor sencillamente monumental. Si buenos fueron los pases sobre la derecha, bajando la mano, mejores fueron los naturales, de los que los de frente fueron un compendio de la mejor tauromaquia sevillana. Todo, adobado con esa forma de andar por la cara del toro, esa manera de adornarse con pases de la firma o los trincherazos, todo fue una obra de la mejor esencia del toreo eterno. No importaba que fuera una plaza de tercera; Morante compone su obra torera para deleite propio y los que sean capaces de captar tanta grandiosidad. Dos orejas y una pregunta de boca en boca por el tendido: ¿Dónde torea el de La Puebla la próxima corrida?

La gran corrida de Lagunajanda tuvo su culminación en el bravísimo quinto, al que Cayetano le hizo una faena simplemente entonada, nunca a la altura de la enorme calidad del astado. Con la derecha pudo engarzar pases con poco ajuste de cierta vistosidad. Todo fue diferente por el lado izquierdo, pitó por el que el toro desbordó a Cayetano. La buena estocada y la alegría de un tendido lanzado fueron definitivas para el doble premio.

Lo cierto es que Cayetano estuvo, como siempre, con ese porte de majestad que le adorna. También hay que dejar constancia de su buen detalle al recoger la montera abandonada de Carmona para entregársela en un gesto hermoso de compañerismo. Con su primer toro estuvo afanoso sin más.

El torero local Ángel Luis Carmona acompañó a Morante y Cayetano a hombros. Estuvo decidido y animoso, a veces más acertado y otras más embarullado, se llevó una voltereta en el sexto y su público le aupó al triunfo en tarde de tanto compromiso. Se llevó el mejor lote. Su momento más lucido fueron algunos naturales al buen sexto, al que mató muy bajo, y que le sirvió para irse a hombros con sus compañeros.

A %d blogueros les gusta esto: