Perera_Almeria2014Juan Manuel Pérez Alarcón.- Pensarán mis lectores que ando cabreado con la fiesta, y que mi pesimismo puede obedecer al calor reinante en la ciudad que me vio nacer y crecer taurinamente. Puede ser, pero mi análisis y mi profundo malestar es ver como el gran público que acude al precioso coso de Almería desprende ignorancia sobre la materia taurina, y provoca situaciones incomodas, maleducadas que dicen muy poco del público de mi tierra. Una afición y una ciudad que se considere taurina no puede desconocer que un toro manso no se puede devolver, y que su condición tiene su lidia. Un pueblo taurino no puede ser un maleducado, y provocar una voz malsonante cuando un profesional ejecuta la suerte de matar, y la plaza se encuentra en silencio. Y una plaza de toros de la categoría de Almería no puede pedir orejas por un faena vulgar y sin criterio. Todo ello provoca malestar en este aficionado. Y los principales culpables, entre otros, los medios de información y las peñas y asociaciones taurinas que no forman, educan y enseñan a las nuevas generaciones en apreciar esos detalles. Por eso la degradación de la fiesta, en muchas ciudades y localidades de nuestro ruedo ibérico, esta provocando situaciones tan absurdas como las de hoy. Espero que aprendamos de los errores, todos, incluidos el gran público, los aficionados y la Autoridad.
Con algo de más de media plaza, se han lidiado dos toros para rejones de San Mateo que se han dejado para la lidia a caballo, y 4 toros de Charo de Llen, de correcta presentación, excepto el 2º de la tarde, que por hechuras y remate no debió salir por chiqueros. les ha faltado clase, raza, y han manseado en los primeros tercios. El 6º un manso pregonao. 
Pablo Hermoso de Mendoza topó con un primer toro para rejones de abanta salida que tuvo cierta nobleza. Con el caballo «Disparate»  deleitó y el toreo a dos pistas y aquello tuvo algo de emoción. No llego a calar en el público esa faena y tras un pinchazo y un descabello recibió una ovación.
Con el cuarto otro toro frío de salida, propia del encaste, basó su lidia en efectos y recortes ante un animal atacado de kilos. El caballo «Chenel» deleitó al respetable. Tras un pinchazo y un rejón muy trasero se le concedió una oreja que a juicio de la Presidencia tenía la mayoría para concederla. Creo que no la había. La tarde ya era festiva.
Julián López «El Juli» sorteó un primer ¿toro? de discretas hechuras, y feo de remate. Un animal que no tuvo raza alguna y que Julián se dedicó a tirar líneas sin apreturas y sin alma. No ha estado a gusto hoy el madrileño que se le ha visto algo apagado. A pesar de eso, tras una gran estocada se le premió con una generosa oreja, sin mayoría, y sin que la música tocase en la faena, y eso ya es noticia en Almería.
Con el quinto, un toro voluminoso que demostró escasa fuerza en los primeros tercios, y que no se picó – nada nuevo en Almería – en la muleta colaboró algo. Su morfología no era apta para humillar, y el toro tampoco se entregaba del todo, y quizás Julián no estuvo muy confiado en varias fases. El toro no se lo puso fácil y arriesgo lo justo. Lo mejor una serie con la derecha muy poderosa que dio lugar a las dudas y a la falta de acople con un toro que tenía sus teclas. Tras dos pinchazos y una media haciendo guardia, se le tributó una cariñosa ovación.
El que salvo la tarde fue el extremeño Miguel Ángel Perera que tuvo un primer animal que apenas le dejo estirarse con el capote. La suerte de varas volvió a ser un trámite. En el último tercio demostró el nivel importante que atraviesa y dejo patente que su muleta y sus terrenos convencen. Faena poderosa con momentos buenos y ligados con la derecha. Luego el toreo de cercanías y estático facilitó que tras una estocada algo caída se le pudiese con fuerza una oreja que fue debidamente concedida.
Para cerrar la tarde se demostró lo que decía en el prólogo de esta modesta crónica; la ignorancia de un público por devolver un toro manso. Fue más inteligente el torero extremeño por brindar la muerte del toro al público de Almería. Faena ligada, templada y enrazada que tuvo momentos muy buenos con la mano derecha. Sus pases, todo ellos muy poderosos, tuvieron firmeza y decisión. Sus remates atesoraron buen gusto, y su quietud entre pase y pase, majestuosidad e importancia. La faena cogió vuelo e importancia, sobre todo teniendo en cuenta las condiciones del animal. Tras una estocada ligeramente caída la Presidencia concedió las dos orejas, asomando de forma simultanea los dos pañuelos, ante la sorpresa del respetable. Si era por diferenciar las anteriores concedidas en la tarde, estamos de acuerdo porque esta faena lo merecía. Si no, creo que el criterio tenía que haber sido otro.
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