Foto: Andrés Alfonso Quiles

El Salón Colón del Ayuntamiento de Sevilla acogió la presentación del libro ‘Espartaco, gran maestro del toreo’, escrito por el informador taurino sevillano Carlos Crivell, director de Sevillatoro, y editado por El Paseíllo. El acto contó con la introducción del teniente de alcalde delegado de Fiestas Mayores, Manuel Alés, que renovó el compromiso municipal con la fiesta de los toros recordando que la tauromaquia es otra de las fiestas mayores de la ciudad y forma parte de su patrimonio inmaterial.

Carlos Crivell, que dio un amplísimo repaso a las claves literarias y biográficas de su obra, fue el conductor de un ameno coloquio con el propio torero. Espartaco compareció arropado por los suyos: desde su padre, Antonio Espartaco, o su hija Alejandra, pasando por el fiel Guillermo El Ecijano o su apoderado Rafael Moreno, además de otras personalidades del mundo del toro como el matador de toros Borja Jiménez, los ganaderos Rocío de la Cámara y Salvador de la Puerta, el prestigioso apoderado Pepe Luis Segura y otros aficionados como Antonio Ramírez de Arellano, el diestro Rafael Astola con su hija, la bailaora Pilar Astola, y numerosas personalidades, incluyendo al delegado del gobierno de la Junta en Sevilla, Ricardo Sánchez, y el edil Álvaro Pimentel, que llenaron por completo el auditorio.

Espartaco vivió un coloquio ameno lleno de anécdotas y se refirió con naturalidad los principales avatares de una vida que le llevaron desde la época en la que llegó a vivir en un sótano de la madrileña calle Ferraz esperando la gloria, hasta convertirse en primera figura en la recta final del siglo XX. Tres acontecimientos vitales marcaron ese coloquio: el primero fue aquel toro providencial, llamado Facultades, que cambió para siempre la carrera del diestro de Espartinas. Pero el torero viviría un calvario personal y profesional a raíz de una lesión deportiva que estuvo a punto de retirarle para siempre en 1994. El tercer vértice de ese triángulo personal era la reaparición puntual de 2015 en la plaza de la Maestranza, en ausencia de las primeras figuras del escalafón del momento y para darle la alternativa a su pupilo Borja Jiménez.

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