El sondeo realizado por el programa Tarde de Toros de la Cadena Cope de Sevilla entre distintos periodistas taurinos de la ciudad arrojó unas conclusiones más que palmarias. Se destacó el papel de motor de la temporada de Morante de la Puebla, que busca llegar a las cien corridas. Se alabó su intención, así como muchas de las buenas tardes que ha ofrecido en la temporada. Por mi parte me pregunté sin esta obsesión por las cien no conlleva un desgaste físico, emocional y económico. Es más que evidente que para llegar a ese número, y entrar en el club de los centenarios, hay que pisar plazas de tercera de escaso aforo, donde el dinero no puede ser muy alto. A pesar de ello, hubo unanimidad a la hora de alabar su temporada.

Se cantó por todo lo alto el año de Roca Rey, sobre todo la tarde de Bilbao, que se calificó como la más trascendente del año en tanto que lo que alcanzó el torero peruano fue de un altísimo valor. Roca Rey es una máquina bien engrasada, capaz de torear bien, arrimarse como un poseso y de enganchar con facilidad al tendido, lo que explica su actual supremacía en el escalafón.

También se cantó con unanimidad el año de Daniel Luque, que ha logrado una regularidad asombrosa en un año de madurez profesional incuestionable. Luque debe estar entre las dos o tres figuras principales en todas las ferias en la temporada próxima. Con esta aseveración, hubo algún lamento sobre su ausencia de la Feria de San Miguel.

Se destacó la persistencia de El Juli y el papel regenerador de toreros como Tomás Rufo y Ángel Téllez, que abren un futuro esperanzar en cuando al relevo en los puestos cimeros del escalafón. También hubo palabras de recuerdo para la vuelta a los ruedos de Emilio de Justo, que lo hizo en Almería en aparente plenitud. De todas formas, a Emilio hay que esperarlo en la temporada del 2023, porque este año está vencido, al margen de que con buena lógica evitará de momento compromisos de excesiva importancia.

Por algún invitado se dejó caer la impresión de la irregularidad de la temporada de Pablo Aguado y de Juan Ortega, aunque este último ha sembrado el año de bellas obras de toreo grande. También algunos elogios para Ginés Marín, que ha caminado con triunfos y regularidad, dentro de su línea habitualmente fría. Se le espera en Sevilla en San Miguel.

En materia de ganaderías también hubo acuerdo entre los intervinientes sobre el gran año de La Quinta y de Victoriano del Río. También hay que destacar el arreón final de Núñez del Cuvillo, en un año muy discreto de divisas tan prestigiosas como Garcigrande, Juan Pedro o Victorino Martín. En este apartado hubo alguna llamada de atención ante el creciente número de toros afeitados que se han lidiado este año.

Se constató un cierto lamento entre quienes opinaron por las pobres entradas que han registrado algunas plazas de la mayor importancia, entre las que se puso el foco en la de Bilbao, que ha registrado asistencias de público de muy escasa cantidad, cuando siempre ha sido un coso de grandes llenos.

Finalmente, quedó claro que San Miguel en Sevilla y la Feria de Otoño de Madrid serán definitivas para aclarar el papel definitivo de los distintos espadas. De nuevo hubo alabanzas para Morante, que estará dos tardes en la Maestranza y una en Las Ventas, igual que la presencia en ambos ciclos de Roca Rey. Para los sevillanos Aguado y Ortega serán ambos eventos una cita de tremenda importancia. El día 7 de octubre harán juntos el paseíllo en Madrid en una corrida que se antoja crucial para el futuro.

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