Carlos Crivell.- La tradicional corrida Goyesca repitió las escenas conocidas en su marco incomparable, aunque la edición de 2010 estuvo marcada por la crisis. En la plaza se quedaron asientos sin ocupar, aunque se comunicó el “no hay billetes”, al tiempo que los revendedores intentaban vender entradas a su precio hasta el último minuto. Sin dudas, la crisis pasó factura a un festejo que se está convirtiendo en un referente social y político para dejar a un lado su faceta fundamental de corrida de toros. La crisis también hizo mella en la entidad y número de asistentes famosos.

Se anunció que sería un año con predominio de personajes de las artes y las letras. Si embargo, por la mañana hubo desembarco de políticos socialistas que, con la excusa de la crisis, declinaron acudir por la tarde al festejo. Por las calles se vio al consejero de Turismo, Luciano Alonso, como máximo referente de este grupo. La representación de Partido Popular fue muy escasa. Por allí se vio a Ricardo Tarno y a los diputados Begoña Chacón y Juan Manuel Albendea.

En el callejón de la plaza de toros que este año cumple dos siglos y cuarto de historia compartieron burladero el alcalde de la ciudad, Antonio Marín Lara; la delegada de la Junta de Andalucía en Málaga, María Gámez y su homóloga en Sevilla, Carmen Tovar.

En el escaparate que supone la Goyesca y respecto al mundo de la prensa del corazón despertaron gran expectación la Duquesa de Alba, la televisiva Carmen Lomana, Patricia Rato, los modistos Victorio & Lucchino y Julián Contreras, a quien su hermano Francisco Rivera Ordóñez brindó el quinto toro.

Aunque en un principio estaba previsto que actuaran como areneros los periodistas Carlos Herrera y Antonio García Barbeito, al final sólo el escritor Fernando Sánchez Dragó se dedicó a esta tarea. Le acompañó Luis Miguel Martín Rubio, político sevillano ahora en la empresa privada. En esta tarea bajaron al ruedo miembros de la cuadrilla de costaleros de la Hermandad de la Esperanza de Triana, de la que Antonio Ordóñez fue hermano mayor, y Francisco Rivera es hermano y costalero. Los clarineros fueron los de Real Maestranza de Sevilla, entre ellos Julio Vera, solista de la banda de cornetas y tambores de la Hermandad de las Tres Caídas. Además, el traje de Rivera Ordóñez, diseñado por Paco Rodríguez, tenía aires marineros.

En la pasarela de la Goyesca, el traje que más comentarios y atracción despertó fue el diseñado por Lorenzo Caprile para Enrique Ponce, que generó todo tipo de comentarios sobre el color del mismo, conviniéndose al final en que era un café con leche, con abundante pedrería e hilos en oro y azabache. En el cuello llevó un pañuelo blanco.
Tras el paseíllo se guardó un minuto de silencio por el fallecimiento de Nicolás Aguilera el histórico y veterano torilero de la plaza. A renglón seguido, Ponce recibió una placa conmemorativa de la celebración de su corrida número 2.000 de manos de Pepe Ordóñez y la hija del empresario del coso, Cayetana Rivera Martínez de Irujo.

El palco de los maestrantes estuvo presidido por el teniente de hermano mayor de la Real Maestranza de Caballería de Ronda, Rafael Atienza, acompañado de su esposa, la ex ministra Soledad Becerril. No faltaron el empresario de La Malagueta, Fernando Puche; el periodista José María García; el ganadero Fermín Bohórquez; los toreros Pepe Luis Martín y José Antonio Campuzano; los presidentes de Málaga, Ana María Romero, en funciones de comentarista, e Ildefonso Dell´Olmo; Gabriel Fernández Rey, del palco sevillano.

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