Carlos Crivell.- Me preocupa que prospere esto de las mixtas, porque de cara a la taquilla la empresa debe estar contenta. La misma empresa que en su día dijo que ‘las mixtas no son para una plaza como Sevilla’ ha claudicado y montó una en plena semana de farolillos. Me parece que el invento se va a perpetuar y no hay derecho. No es lo mismo contemplar a Diego Ventura en sus excelentes faenas a toros despuntados, que ver a dos matadores delante de reses en puntas. No hay ni competencia ni nada que se le parezca. Es un engendro pueblerino impropio de la feria sevillana. Diego Ventura debe alternar con rejoneadores. El Juli y Cayetano deben competir con otro compañero de su rango. Si Ventura mata bien a sus toros habría salido por la Puerta del Príncipe, – la novena de su carrera, porque lleva ocho y no diez – lo que habría sido un disparate por el agravio evidente para los dos matadores del cartel.

Los cuatro toros de Domingo Hernández formaron el núcleo de la corrida. Los dos de la primera parte, muy mal presentados, sobre todo el escuálido tercero. Aquí ya no se protesta un toro ni por chico ni por inválido. El primero de El Juli y el sexto fueron bravos de verdad. El tercero – primero de Cayetano – fue boyante y claro con un punto de manso. El más desagradable fue el segundo de El Juli que no se salió nunca de los trastos. Pero de cuatro, tres para el triunfo. Dos de ellos, bravos. No está nada mal.

Cayetano tuvo un lote para consagrarse en Sevilla. Solo la molestia del viento puede explicar que no sacara fuera de las rayas al tercero desde el principio. Hay veces en las que un torero debe jugarse el todo por el todo, sea con viento o con un tornado. Se lo brindó a Espartaco. Ese tercero, toreado de forma precipitada y con afanes de novillero enrabietado, metió la cara con clase por el lado izquierdo, aunque también tenía un punto de mansedumbre. Solo los de pecho tuvieron el empaque de Cayetano. Ya avanzada la faena lo sacó y el animal embistió con calidad. Al final, fue un conjunto de muchas ganas, poco contenido y escaso mando en un matador que lleva trece años de alternativa. Fue buena la estocada. El tendido alegre y festivalero llegó a pedir la oreja.

Tuvo otro triunfo con el sexto, bravo en el caballo y bueno en la muleta. Comenzó estrellando al toro con pases sentado en el estribo. Siguió de rodillas y se quitó las zapatillas. Ahora se fue al centro. El de Garcigrande fue ideal por el derecho. Toreó poco ajustado y desplazando su viaje hacia afuera. Le salió perfecto un cambio de mano y el de pecho. Comenzó a tocar la banda y en una fea actitud la mandó callar. Luego, la banda volvió a sonar. Faena sin unidad, con buenos pases de pecho, pero sin aprovechar al buen toro salmantino. Los espectadores expertos en temas del corazón volvieron a pedir la oreja sin mayoría. Cayetano se dio otra vuelta al ruedo.

El Juli no pudo cuajar al bravo toro que lidió en primer lugar. En varas derribó a Barroso con pujanza y fijeza. Al madrileño le molestó el viento, pero el llamado Cuarenta fue bravo y tuvo nobleza. Es cierto que duró poco y se apagó pronto. Comenzó con doblones enormes por bajo, pero el ímpetu del toro llegó a tropezar la muleta. Mientras, el viento siguió a lo suyo y la faena comenzó a carecer de ligazón. Con la espada, y con el descabello, El Juli estuvo penoso.

Con el que estuvo muy bien fue con el quinto, toro muy castigado en varas, que se dio una costalada tremenda, y que llegó al final echando la cara arriba al tercer muletazo. Más adelante, el toro no acabó nunca su recorrido y se volvió antes de acabar el pase. El Juli lo esperó, lo enceló, lo llevó largo, luchó contra el vendaval en una labor poco valorada, muy sorda, pero la plaza no estaba precisamente llena de entendidos.

Fue una extraña corrida mixta con dos toros para rejones. Ventura estuvo muy bien con sus dos buenos toros de Los Espartales, sobre todo el que abrió plaza sobre Nazarí y con el par a dos manos a rienda suelta sobre Dólar. Con el cuarto se lució sobre Bronce, momento en el que surgió el cante desde la grada. Sevilla no es plaza de cante. Un caballero tan experto y con tantos triunfos a cuestas, marró en ambos con el rejón de muerte. Confirmó Ventura su supremacía sobre el resto del escalafón de rejoneadores.

Total, una mixta que triunfó en la taquilla pero que no pudo agradar al verdadero aficionado, si es aún quedan algunos. Miedo me da, pero creo que ya Sevilla sí es plaza para mixtas. Todo evoluciona. Para empeorar, claro.

Plaza de toros de Sevilla, 8 de mayo. 10ª de abono. Lleno. Dos toros de Los Espartales para rejones, buenos. Cuatro de Domingo Hernández para lidia ordinaria. Los dos primeros, mal presentados por anovillados. Bravos el 2º y el 6º; noble y mansurrón, el 3º; bruto y de poca clase, el 5º. Buena brega de José María Soler.
Diego Ventura (chaquetilla gris): saludos y saludos.
El Juli (nazareno y oro): Pinchazo, estocada trasera y siete descabellos (silencio tras aviso). En el quinto, pinchazo y tres descabellos (palmas).
Cayetano (verde hoja y oro): Estocada (vuelta al ruedo). En el sexto, pinchazo y estocada (vuelta al ruedo).

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