Carlos Crivell.- El Juli suma ya siete salidas a hombros por la del Príncipe. La de hoy ha sido muy fácil, gracias a las dos orejas que el palco le ha concedido de forma más que generosa en que abrió plaza. En el absoluto desmadre de los presidentes, lo de hoy hay sido una salida de tono más, porque la limpia, elegante y templada faena de Julián podía merecer la oreja, pero lo de la segunda oreja es la consecuencia de la falta de rigor de la plaza y la facilidad del palco para sacar los pañuelos. No era de dos orejas por la propia faena, con muchos méritos, pero sin la rotundidad necesaria para el doble trofeo, pero tampoco por la estocada, un espadazo trasero sin miramientos que nunca debe tener como premio las dos orejas. Pero así están las cosas en esta feria sevillana, donde reina la alegría y el desafuero, donde las orejas se cortan como rosquillas, entre otras cosas porque la plaza ya ha perdido por completo ese núcleo de aficionaos entendidos que marcaban el camino. No hay afición, hay descontrol, los presidentes están asustados, porque seguro que piensan que así ayudan a la Fiesta. Esta actitud de regalos a troche y moche se volverá en contra.

El Juli ha estado muy bien toda la tarde. Como apuntó en la de Victoriano del Río, estamos ante un torero más relajado y sereno, capaz de torear más erguido sin doblarse, muy templado, que se viene arriba delante de los de Garcigrande, toros a los que conoce mejor que el ganadero. Esa faena primero tuvo muletazos suaves por la izquierda en los que toreó a placer, todo muy bonito, pero sin la rotundidad para volver loca a la plaza. El toro tenía celo y nobleza. La espada cayó atrás y la euforia se desató en el tendido y en el palco. Sobraba la segunda oreja.

Más lógica fue la oreja del cuarto, toro al que toreó con templanza de capote. Lo mejor de la faena fueron los doblones del comienzo y un cambio de mano prodigioso. A partir de ahí alargó la embestida del animal en la primera parte, bajó mano y la dejó colocada para ligar con la derecha y acabó con un dominio total del buen colaborador de Garcigrande. El pinchazo y otro trallazo trasero no fueron obstáculo para pasear la oreja que le permitió salir por séptima vez por la del Príncipe.

La faena de Manzanares al segundo fue intermitente y de ritmo creciente. Aguantó algún gañafón en los comienzos, toreó rápido en las tandas siguientes y no logró el remate cuando se la puso por la izquierda. Fue una faena larga, que al final encontró el momento crucial en una tanda final con la derecha que llegó mucho al tendido. Estuvo, de manera llamativa, muy mal con la espada.

Se quejó de que el quinto tenía problemas en la visión por el lado izquierdo. También fue una labor de comienzo vulgar para con un toro gazapón, que mejoró al final por la derecha, para que Manzanares le pudiera por bajo de forma muy poderosa. Tandas muy cortas todas ellas. Muy poco por la izquierda. La espada cayó en el rincón y sin petición mayoritaria recibió una oreja como premio.

Pablo Aguado tropezó con los dos malos del encierro. El primero de su lote era reservón y protestón. Faena de trámite. En el sexto firmó unas verónicas enormes, de lo mejor de la tarde, pero el toro fue un manso de libro que acabó en las tablas. Aguado se puso delante con la intención de torear bien con su estilo clásico, pero aquello no era posible. Mala suerte. La Feria se ha acabado para Aguado.

Otra Puerta del Príncipe más en esta Feria enloquecida. No soy capaz de saber si toda esta locura desmadrada es buena o mala para la Fiesta. Quiero pensar que es buena. Lo que es seguro es que la Sevilla taurina eterna ya no existe.

Plaza de toros de Sevilla, 4 de abril de 2022. 10ª de Feria. No hay billetes. Tres toros de Domingo Hernández, primero, segundo y sexto, y tres de Garcigrande. Mejores el primero, segundo y cuarto. Malos tercero y sexto.

El Juli, de fucsia y oro. Estocada trasera (dos orejas). En el cuarto, pinchazo y estocada trasera (una oreja).

José María Manzanares, de rioja y azabache. Tres pinchazos y estocada atravesada (silencio tras aviso)., En el quinto, estocada desprendida (una oreja).

Pablo Aguado, de sangre de toro y azabache. Estocada atravesada y cinco descabellos (silencio tras aviso). En el sexto, media estocada tendida (palmas).

El Juli salió a hombros por la Puerta del Príncipe. Lluvia en el primer toro. Saludaron en banderillas Manbrú e Iván García. Buenos puyazos de Paco María.   

 

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