Daniel Luque . Foto: Rocío de la Oliva Martos

Carlos Crivell.- Todos eran cinqueños. Algunos, como el tercero y el cuarto, a punto de cumplir los seis años. Fue una corrida vieja y muy pesada. Y muy mala. Esos toros con seiscientos kilos, en este encaste Jandilla, lo más probable es que se comporten con la absoluta falta de entrega y codicia que lo hizo el encierro de Ricardo Gallardo, que se ha quitado lastre de encima a cambio de no añadir ni una gota de prestigio a su divisa.

La terna anduvo dispuesta de entrada. Ferrera y Perera se hundieron ante las adversas condiciones de sus oponentes. Se salvó el tercero, un toro engatillado y cerrado de cuerna, que embistió con alguna bondad a una muleta siempre colocada en el sitio de Daniel Luque. Ese fondo de cierta bondad fue común a los seis, aunque los hubo muy rajados, como el quinto, al que costó lidiarlo por querencia a tablas. En general, fue una corrida de malos remates en los engaños, producto de su falta de clase. La mayoría llevó la cara alta. También los hubo blandos, como el jabonero segundo, que claudicó en la faena. Como contrapunto, a todos los toros les pegaron fuerte en varas.

Ferrera se dejó enganchar el engaño varias veces por el primero, un armario de 630 kilos, que se rebrincaba al final del muletazo. El torero extremeño anduvo esforzado y sin poder ligar ni una sola tanda. Lo del cuarto fue un trámite. Le dieron puyazos tremendos y llegó con un calamocheo molesto a la muleta. Fue un toro bruto en la más amplia extensión de la palabra. Ferrera macheteó pronto y lo pasaportó a la primera.

El jabonero fue un toro flojo que no aguantó la mano baja de Perera, ni tampoco soportó tandas de más de tres muletazos. Con estas condiciones fue una labor sin posible ligazón y tratando de que no se derrumbara sobre el albero. El aquerenciado quinto, abierto de cuerna y muy pesado, soltó la cara y se quedó corto. Otra vez lo intentó el diestro sin nada potable que llevarse al bolsillo.

Lo único destacado de la tarde, además de los tercios de banderillas de Ambel y Curro Javier, fue la faena de Daniel Luque al más noble. Aunque también desclasado, tercero. Ese toro de cabeza tremenda, pitones engatillados y un puñal en el derecho, encontró a un torero con ganas de triunfo, como se puso de manifiesto en el saludo capotero con diez verónica y media de lujo que despertaron del sopor al tendido. Con buena técnica, siempre dejando la franela en la cara, Luque logró tandas con la derecha ligadas a pesar de que el toro apenas humilló. Algunos de pecho, casi en circular, fueron recibidos con emoción. Fue una faena para lograr el premio, pero un pinchazo y la demora posterior en doblar el toro tras la estocada, lo dejó todo en una ovación de las de verdad.

Con sexto, Daniel Luque volvió a la cruda realidad de la corrida. Otro animal bruto, sin calidad, siempre a la defensiva y pasado de peso. Puso voluntad para justificarse. No cabía nada más.

Plaza de toros de Sevilla, 29 de septiembre de 2021. Décima de San Miguel. Media plaza. Seis toros de Fuente Ymbro, fuera de tipo, cinqueños, pasados de romana y descastados y desclasados. Un desastre de corrida.

Antonio Ferrera, de verde y oro. En el primero, pinchazo y estocada corta atravesada (silencio). En el cuarto, estocada trasera y caída (silencio).

Miguel Ángel Perera, de rioja y oro. En el segundo, estocada (aplausos). En el quinto, tres pinchazos y un descabello (silencio).

Daniel Luque, de azul prusia y oro. En el tercero, pinchazo y estocada (saludos tras aviso). En el sexto, pinchazo y estocada (silencio).

Saludaron en banderillas Javier Ambel y Curro Javier. Dos areneros se situaron junto al burladero de la segunda suerte, durante el paseíllo, en reivindicación para poder hacer el paseíllo como el resto de alternantes.

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