La corrida del primer día de farolillos pasó con las gotas de arte de Morante en el tercero y cinco silencios. Tarde muy ventosa y nuevo lleno hasta la bandera.

La banda, en silencio. Durante la larga faena de Morante, ciertamente de menos a más, la banda de Tejera no encontró el momento de atacar el pasodoble. Fue un petardo sin explicación, porque hubiera sido noticia que el de La Puebla cortara las orejas en una faena sin acompañamiento musical.

Cuadrillas. De los picadores, salvo la maestría de Antonio Saavedra en el cuarto, poco bueno se puede contar. Entre los banderilleros, buena tarde de Rafael Cuesta, Antonio Tejero – dos grandes pares – y Adolfo de los Reyes.

Los brindis de Nazaré. El nuevo matador de toros vistió de blanco, como manda la tradición, y le brindó el de la alternativa a su padre. El sexto se lo dedicó al Niño de la Capea.

Divisas mal colocadas. Algunas divisas salen colocadas justo en el sitio de picar y molestan mucho. Así se quejó Antonio Saavedra en el cuarto.

Novillada gorda. En medio de la desesperación del respetable, una voz del tendido sentenció: «Esto es una novillada gorda». Una parte de la plaza aplaudió al espontáneo crítico del tendido cubierto.

Mulos con cuernos. Fue la otra sentencia del tendido al pésimo encierro de Juan Pedro. «Son mulos con cuernos». La tarde no fue brillante para el ganadero.

Foto: Álvaro Pastor
 

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