Las corridas de farolillos llegaron con un tiempo caluroso, el mejor y más apropiado para los toros. La plaza lució espléndida.

HERIDA DE BLÁZQUEZ. El quinto hirió en la cara al banderillero Luis Blazquez de carácter grave. Ocurrió a intentar apuntillar al de Torrealta. No es muy importante, pero el doctor Vila la calificó de grave porque «la cara es un sitio muy delicado».

LA IMPUNTUALIDAD. Cuando llegan los días de farolillos, la gente llega tarde por sistema, se forman embotellamientos en las escaleras de acceso al tendido y, lo más grave, muchos suben con bebidas en las manos, que a veces bañan a los que están en sus asientos. No se debe dejar a nadie en las escaleras cuando está el toro en la plaza.

LAS BEBIDAS. Las bebidas alcohólicas son fuentes de problemas, porque generan broncas en la plaza cuando el nivel etílico supera el nivel permisible. Habrá que hacer soplar al personal para saber si está en condiciones de comportarse como seres civilizados.

 LAS CUADRILLAS. Fue una tarde discreta para las cuadrillas. Se aplaudió a Chcocolate de manera excesiva. Ni la cuadrilla de Manzanares, tan buena de forma habitual, sobresalió en la tarde de ayer.

LOS REVUELOS DEL MANSO. Cuando sale un manso, las cuadrillas cambian sus costumbres. el quinto fue picado en terrenos de sol, lo que motivo un movimiento curioso de todos los toreros hacia los citados terrenos.

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