El Juli cortó dos orejas al cuarto; Manzanares, una a cada astado. Daniel Luque se fue con las manos vacías. El cuarto de Torrealta, excelente, fue ovacionado y se pidió la vuelta al ruedo.

Seis toros de Torrealta, bien presentados, de juego desigual, con la nora mayor para el cuarto, encastado y ovacionado en el arrastre.

El Juli (tabaco y oro): silencio y dos orejas. José María Manzanares (nazareno y oro); una oreja y una oreja. Daniel Luque (rosa y oro): silencio y silencio.

Sevilla, 20 de abril de 2010. 13ª de abonoi.No hay billetes. El banderilleros Luis Blázquez fue asistido de una herida inciso-contusa en borde mandibular izquierdo que sigue una trayectoria ascendente de 8 cm con rotura de la aponeurosis facial y fibras del masetero, contundiendo sin herirla la glandula parotida y formando una herida en scalp con dos colgajos. Se realiza bajo A General limpieza y sutura de planos musculares y aponeuroticos, colocandole drenaje aspirativo. Pronóstico menos grave. Fue hospitalizado. 

 Carlos Crivell.- Sevilla

Daniel Luque aprendió ayer otra lección. En el mismo cartel que dos figuras como El Juli y Manzanares, fue testigo privilegiado del triunfo de ambos, al tiempo que el de Gerena se quedaba a medio camino, en ese terreno de nadie que no conduce a ninguna parte.

Las figuras, El Juli y Manzanares, dirimían la supremacía en la Feria. La ventaja del madrileño se reafirmó con las dos orejas del cuarto, un toro sensacional en la muleta, mansito en los primeros tercios, pero encastado y codicioso. Fue un toro para un torero. El Juli lo cuajó sin llegar a la cumbre que podría haberse esperado. Manzanares buscó el triunfo con una entrega propia de principiante, sin dejarse ganar la pelea por nadie, en una nueva demostración de garra y valor de un torero considerado artista.

El Juli le cortó las dos orejas al cuarto. Manzanares, una a cada toro. Daniel Luque, con toros parecidos, se fue en blanco. La corrida de Torrealta descubrió aspectos ya conocidos del toro de lidia. El peso no tiene nada que ver con el trapío. La corrida no superó la media tonelada y lució una presentación excelente. El conjunto de los astados fue algo brusco en su comportamiento, algunos fueron probones, otros llegaron nobles y sosos a la muleta, mientras que el citado cuarto, llamado Zurcidor, nombre ilustre en la ganadería de Borja Prado, aunque manseó al principio, hizo una exhibición de codicia y acometividad, a veces rayando en la agresividad, pero embistiendo con toda su alma a la muleta de El Juli que toreó a placer al buen toro jerezano. La faena fue admirable por la forma de encelar y fijar al toro en el centro, también por la templanza, aunque pecó de cierta aceleración, el torero arqueó en exceso la figura y los pases de pecho no fueron de pitón a rabo.
No importó nada. El galope del toro fue un espectáculo definitivo para completar un
conjunto emocionante. El presidente Teja no quiso problemas y sacó los dos pañuelos al mismo tiempo.

Manzanares le arrancó una oreja a cada toro. Si además de la estética suprema del alicantino, se entrega y ataca como lo hizo a sus dos remisos astados, el resultado no pude ser otro más que el triunfo. Manzanares se acopló con el segundo ya de mitad de faena en adelante. Con la mano baja y los riñones metidos, al toro no le quedó más remedio que seguir la tela roja. El quinto era un medio marmolillo. Fue encomiable la forma de tirar del toro para dibujar pases que parecían imposibles.
La corrida había comenzado con ciertas dudas. El Juli estuvo ligero y acelerado con que rompió plaza. De sus cuatro faenas fue la de menos contenido; y la culpa no fue esta vez del toro. Con el cuarto lo arregló todo.

Y mientras las figuras se batían el cobre, Daniel Luque deambulaba por la plaza como si también estuviera ya consagrado. El tercero era tan tardo y probón como otros del encierro. Luque atacó tarde. El sexto era mejor toro, tal vez con un punto de sosería. El de Gerena volvió a mostrar un aire de suficiencia que no le beneficia. Nadie duda de sus condiciones toreras, la afición le ha cantado sus formas y su fondo, pero en la plaza hay que dar la impresión de que se tiene hambre y no que se está empachado. Daniel Luque estuvo ayer empachado durante toda la corrida.

Los viejos del cartel, ya figuras del toreo, le mostraron el camino. En la corrida del viernes tiene tres toros para sacar la cabeza y gritar al mundo sus excelencias y ganas de llegar a la cumbre. Para que ello suceda tiene que estar mucho mejor. No hay ninguna excusa. Cuando se tienen tantas virtudes, hay que echarle todos los arrestos del mundo, porque aquí nadie regala nada.