De nuevo triunfó Manzanares en una tarde pletórica en la sólo cortó una oreja pero pudieron ser más si no falla con la espada. Bien Castella y entonado Talavante con la desigual corrida de Jandilla
Plaza de toros de la Maestranza. Viernes, 6 de mayo de 2011. Décimo tercera corrida de feria. Lleno de "no hay billetes". Toros de Jandilla, incluido el desinflado sobrero (3º bis); dos cinqueños, el serio y noble 1º y el encastado 5 que rompió a más y fue el mejor; desiguales los remates; el rajado 4º con guasa y genio por el derecho; bueno el cuajado y altón 2º por el mismo lado; el grandón 6º cabeceaba por arriba complicado.
Sebastián Castella, de avellana y oro. Pinchazo y estocada atravesada (saludos). En el cuarto, estocada muy trasera (saludos).
José María Manzanares, de nazareno y oro. Pinchazo hondo y estocada baja (petición y saludos). En el quinto, estocada pasada. Aviso (oreja).
Alejandro Talavante, de obispo y oro. Tres pinchazos y estocada desprendida (silencio). En el sexto, media defectuosa (ovación de despedida).
Carlos Crivell.- Sevilla
La ovación que Sevilla tributó a Manzanares al finalizar el paseíllo era una clara proclamación de intenciones. Era el signo evidente que el alicantino ya es un consentido en la plaza sevillana, también llamada Real Maestranza.
Lo de torero consentido es algo que nació en México. Muy pocos toreros han logrado ser los consentidos en la Monumental de Insurgentes. Sevilla ha tenido siempre siempre sus toreros, Pepe Luis, Curro, Morante, pero ahora tiene uno al que adora y mima: José María Dolls Samper, Manzanares. Ni su padre, habiendo sido lo que fue en Sevilla, consiguió esta comunión con la plaza.
Habrá en la historia del toreo un antes y un después del 30 de abril. En esta etapa posterior, Manzanares sigue desplegando una tauromaquia excelsa, bellísima y con una buena dosis de inteligencia torera. Sevilla lo sacó a saludar y Manzanares se lo agradeció con el inmenso regalo de su toreo.
En la tarde de ayer ha tenido de nuevo la Puerta del Príncipe abierta, que se quedó cerrada por el fallo con la espada, algo infrecuente en José María.
La corrida fue de las que hacen afición. Sebastián Castella le echó arrestos a su única actuación en Sevilla (algo de difícil explicación lo una sola corrida). Al gallo francés le faltaron toros para redondear un triunfo de verdad. Para Talavante no hubo muchas opciones con el lote más desabrido.
Fue la corrida de la vuelta a la normalidad después del desaguisado taurino del jueves. Volvió la afición actual de Sevilla, muy alejada de la de otros tiempos, pero afición al fin y al cabo.
Los toros de Jandilla fueron una escalera. A estas alturas de la Feria se escapan en los reconocimientos algunos toros impropios de la plaza. Animales como el sobrero, lidiado como tercero, y el cuarto no daban la talla. El sexto fue un toro basto fuera de tipo. A Manzanares le embistieron los dos toros, por algo será. El primero era muy bruto y el resto, un desecho.
El momento culminante de la corrida fue la lidia del segundo, recomendable para los que quieran acercarse a los secretos de la Fiesta. Después de ver a una cuadrilla tan perfecta, si no se multiplican los aficionados es porque no tienen capacidad para comprender nada, ni los toros ni la cría del gusano de seda. Manzanares bordó el toreo sobre la derecha. De nuevo surgieron muletazos larguísimos, profundos, intensos, que con la estética de este torero se convierten en obras monumentales por sí mismo. Luego, la izquierda para barrer con la muleta el albero. El remate de la cumbre fueron unos cambios de mano que levantaron conmovida a la plaza. Todo se fue al garete con un pinchazo hondo y un espadazo rinconero.
La cortó la oreja al quinto, toro bueno pero al que no se podía atosigar, al que cuidó en una labor de perfecta técnica y de muletazos propios de este torero. Ahora, a pesar de otro espadazo defectuoso, y el puntillero, llegó la oreja, la vuelta, el cariño y la proclamación definitiva de José María Manzanares como el torero consentido de Sevilla. Qué Feria ha rematado.
Castella rayó a gran nivel en el que abrió plaza, un toro bueno con algo de sosería. Casi todo fue por la derecha. Casi todo fue limpio, con una firmeza espartana, para rematar con los de pecho obligados. Le faltó toro al diestro francés para culminar una labor más rotunda.
Y tampoco tuvo toro en el cuarto, sin raza y que se coló por ambos pitones. Castella se quedó quieto y exprimió al animal. Ha sido una pena que le faltaran toros, porque en todo momento demostró que venía a por todas.
Tarde en blanco para Talavante, que lidió un sobrero inválido y un toraco sin clase. Al margen de estos detalles, también es verdad que debe cuidar más la lidia, advertir a sus picadores para que lo hagan bien y a sus banderilleros para que la lidia sea favor del toro, no a la contra como ocurrió ayer.
Sólo una oreja se cortó, algo que puede parecer poco, pero la corrida fue de las que satisfacen a los buenos aficionados. No fue un buen encierro de Jandilla, por lo que es evidente que la terna, con mención especial para Manzanares y Castella, se mostró por encima de las reses. Lo de ayer sí es Feria de Sevilla. La noticia es que Sevilla ha acogido como propio a un torero de Alicante.