Octavio Chacón, por chicuelinas. Foto: Álvaro Pastor Torres

Carlos Crivell.- La última corrida de la Feria de Sevilla, ya fuera de la fiesta, es la de Miura, una corrida muy esperada por los aficionados. La que ha cerrado este brillante ciclo ha sido mala por muchos motivos. Han lucido su estampa clásica que llegó a provocar las palmas de salida de algunos de los toros. Muy largos, altos, lustrosos y vareados, han llevado los kilos con facilidad relativa, ya que alguno se defendió por falta de fuerzas. Ha habido toros bravucones, es decir que han sido bravos pero de mentirijillas. Han cumplido con el caballo y se han defendido a cabezazos en la muleta. La mayoría se han quedado a mitad de su recorrido y han lanzado gañafones a diestro y siniestro. Ninguno ha sido claro y boyante para el toreo, aunque puestos a buscar alguno posible aparece el tercero, pero la realidad es que a este tipo de toros no se les puede hacer el toreo moderno de quietud, temple y ligazón. Miura exige lidiadores expertos.

El que ha logrado más recompensa ha sido Octavio Chacón. Lo ha conseguido porque ha mostrado su experiencia ante toros complicados. Se lució en los lances de salida al segundo, así como en unas chicuelinas. El capote de Chacón es como un abanico taurino. En la muleta ha sabido esperarlo y embeberlo en la franela para conseguir algunos muletazos de mucho mérito, rematados con buenos pases de pecho. Chacón ha tratado al animal con mimo, le ha dado los tiempos precisos, pero conforme avanzó su faena el de Miura, que nunca echó la cabeza al albero, fue desarrollando más problemas. El valor y la solvencia del torero de Prado del Rey fueron más que evidentes. Con la espada se atascó, sobre todo a la hora del descabello, y escuchó dos avisos.

Y algo parecido ocurrió con el acapachado quinto, de nuevo bien parado con el capote. El animal, berreón y bravucón, se ha movido a veces bien y muchas veces mal. La actitud de Chacón ha sido de entrega total, ha puesto su firmeza a contribución de la lidia y resolvió los problemas con torería. Chacón dejó su impronta de torero capaz con la muy difícil miurada sevillana.

El gesto de Sebastián Castella ha sido encomiable. Sin embargo, el torero francés no ha podido culminar su gesta con una actuación brillante. El que abrió plaza topó los engaños y revolvía en un palmo. Aun así, Castella ha estado en la cara del Miura buscando la posibilidad de meterlo en vereda. El cuarto, un toro de 670 kilos, vistoso en varas, ha sido otra prenda. Solo queda la duda de si con más distancia hubiera cambiado su comportamiento.

Pepe Moral no estuvo muy afortunado este año con los toros que hace un año le permitieron salir en triunfo. El tercero parecía posible en la muleta. El de Los Palacios se ha afanado en una faena que en algún momento pudo remontar. A zapatillazos primero, luego sin las zapatillas, ha robado muletazos en los que llegó a escuchar los sones de la banda de música. Casi todo con la mano derecha. Su izquierda tan cantada apenas salió a relucir esta tarde. Con la espada se atascó entre estocadas poco efectivas, el toro corretón por las tablas y el descabello nada certero.

El sobrero sexto tampoco le sirvió. Se lo quitó de encima antes de lo previsible. El de Miura, sobrero que salió por otro devuelto por inválido, se movió y parecía que con más distancia podía servir para el toreo. Moral no se dio coba y lo mató pronto.

Plaza de toros de Sevilla, 12 de mayo de 2019. 14ª de abono. Seis toros de Miura, el 6º bis como sobrero, bien presentados en el tipo de la casa. El 1º, de poca clase y mal estilo; el 2º, de más a menos acabó complicado; manejable el 3º; el 4º, bravucón en varas, de mala condición en los engaños; berreón y poco humillador, el 5º, el 6º bis, de poco viaje y a la defensiva. Saludó en banderillas José Chacón. Buenos pares de Alberto Carreño. A caballo, Manuel Jesús Espartaco, Juan Melgar y Francisco Romero.

Sebastián Castella, de grana y oro. Media estocada caída (palmas). En el cuarto, estocada corta caída (silencio).
Octavio Chacón, de tabaco y oro. Pinchazo, estocada atravesada y cuatro descabellos (saludos tras dos avisos). En el quinto, estocada (saludos).
Pepe Moral, de sangre de toro y oro. Estocada atravesada que asoma, media, cuatro descabellos, dos pinchazos y se echa el toro (silencio tras aviso). En el sexto, estocada (silencio).

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