Carlos Crivell.– Con una honradez sin mácula, Manuel Escribano lidió con solvencia a seis de Miura en una gesta a la que solo el juego de los toros le puso sordina. El de Gerena anduvo sobrado toda la corrida, nunca le llegó el agua al cuello y exprimió todas las posibilidades de sus toros.

De los seis de Miura, solo el quinto embistió con alguna posibilidad para el toreo. El resto, escasos de fuerzas y clase, siempre con la cara alta, nula humillación, soltando gañafones y recortando los viajes.

Como muestra de su honradez, Escribano se fue a portagayola en los toros segundo, cuarto y sexto. Es una suerte que domina a la perfección. Al que abrió plaza lo saludó con una larga de rodillas en el tercio. El toreo con el capote fue variado en los saludos por verónicas y en algunos quites por chicuelinas, de nuevo verónicas o en los galleos por chicuelinas o de frente por detrás.

Colocó banderillas en los seis toros. Estuvo sobrado en los pares de poder a poder, si bien algo más turbio en los pares al quiebro que intentó con desigual resultado. En el tercero, tras pasar en falso dos veces se dejó llegar al toro a su pecho en par de riesgo máximo. En ese toro tercero invitó a José Chacón y Fernando Sánchez, mejor este último en un par sensacional. El mismo banderillero le acompañó en el quinto, ahora con menos fortuna.

Escribano se ha mostrado como un buen lidiador durante todo el festejo, siempre bien colocado, ordenando con esmero a sus hombres de cuadrilla, y ha tenido una enorme generosidad con la corrida, a la que ha puesto en la suerte de varas a la distancia adecuada para que algunos toros se lucieran con bravura, como ocurrió en el cuarto y en el sexto, que se arrancaron de largo a los caballos de Manuel Jesús Ruiz Román y Manuel Quinta.

El primero se defendió a cabezazos. Faena de trasteo de prueba para matarlos. Tampoco el segundo, un toro que rebañó siempre por arriba y recortó sus viajes, fue un toro para el lucimiento. Esta faena la comenzó con estatuarios, para continuar con muletazos sobre la derecha, que no fueron brillantes por la condición del astado. El tercero, muy blando, siempre estuvo a la defensiva. Se limitó a un trasteo con eficacia. El cuarto, en fin, soltaba la cara al tercer muletazo. A pesar de ello, su labor adquirió cierto tono con tandas por ambos pitones de mucho mérito.

El quinto fue el toro de la corrida por movilidad y alegría. Cuatro tandas con la derecha, al principio con toques fuertes, luego con toques más suaves, para lograr un buen embroque en muletazos largos y de buena factura. También la tanda con la izquierda resultó lucida, lo mismo que los remates, bien de pecho o alguna trincherilla o de la firma. La puso la guinda a su labor con otra tanda a derechas de buena traza. La espada cayó algo caída, pero el toro murió de forma fulminante. Se pidieron las dos orejas y solo se le concedió un trofeo. La gente decía que con las orejas que se han dado en esta feria, no era cuestión de ponerse serio con un torero tan cabal y honrado.

Se esperaba que el sexto pudiera ser la guinda positiva, pero el toro, bravo en el caballo, se diluyó como un azucarillo en cuanto Escribano le puso la muleta por delante.

En resumen, una tarde de honradez y compromiso de un torero muy capaz. Si lo que se esperaban eran muchas orejas, es que no se conoce cómo es lo de Miura. Escribano se mostró por encima de los seis, cuidó y embelleció la lidia, logrando que esta gesta haya pasado con una nota por encima del aprobado.

Plaza de toros de Sevilla, 8 de mayo de 2022. 14ª de abono. Tres cuartos de plaza. Seis toros de Miura, desiguales de presencia – primero y quinto, terciados -, de pobre juego en general. Primero, sin clase y con genio; segundo, encastado y sin humillar; tercero, muy flojo a la defensiva; cuarto, encastado con la cara alta; quinto, bravo y encastado, y sexto, bravo, flojo y aplomado al final.

Manuel Escribano, de blanco y oro y bordados granas. Estocada trasera y tendida (saludos); en el segundo, estocada caída y atravesada (aplausos); en el tercero, estocada (silencio); en el cuarto, tres pinchazos y estocada trasera (silencio tras aviso); en el quinto, estocada fulminante (una oreja), y en el sexto, pinchazo hondo y dos descabellos (saludos tras aviso).

Saludaron José Chacón y Fernando Sánchez tras parear al tercero y Sánchez al hacerlo en el quinto. Buenos puyazos de Manuel Jesús Ruiz Román y Manuel Quinta.     

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