Era jueves de farolillos, pero la Maestranza parecía que aún estaba en la preferia. No lo parecía porque en esos días previos hay buenos aficionados en los tendidos. El festejo pasó de forma plana, sin detalles especiales, vamos, un verdadero soponcio.

OTRO MONTOLIÚ.  La presencia en el ruedo sevillano de un torero llamado Montoliú es motivo de recuerdos tristes, aunque al verlo al citar como lo hacía su padre, el aficionado goza de las excelencias de la genética. Se ganó una ovación y saludó después de los dos pares al primero.

FUERA NUBES. Aunque se había pronosticado lluvia, al final la corrida se celebró con normalidad climatológica. El plástico protector fue retirado con prontitud y el ruedo lució en perfectas condiciones.

LAS CUADRILLAS. Poco destacado en las cuadrillas, a tono con la corrida. Picó bien al sexto Agustín Moreno. Algún capotazo bueno de Manolo Montoya y los dos pares extraordinarios de José Manuel Montoliú al primero.

POBRE ENTRADA. Sólo tres cuartos en una corrida de jueves de farolillos. Será preciso saber si la empresa ya contaba con esta entrada tan escasa para una fecha tan ilustre.

MUCHOS MELÓMANOS. Todas las tardes sale una voz que pide música cuando no viene a cuento. Siempre hablan a destiempo. Deben ser melómanos que van a los toros a escuchar los pasodobles de la banda de Tejera.
 

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