Manolo Grosso.- Extraña terna para un viernes de farolillos. Sé que desde hace años, estos últimos días de Feria, los aprovecha la empresa para montar carteles con poco fundamento de peso, porque es una manera natural de llenar la plaza, o casi hacerlo, con toreros que por si solos y sin el atractivo ferial serian incapaces de vender ni la mitad de la plaza. Digo esto, no en detrimento de los espadas, sino como posible justificación de los resultados. Esta claro que no se le pueden pedir peras al olmo, aunque a veces, solo a veces resulta que de forma antinatural los olmos dan alguna que otra pera.

No esperaba nada de la corrida y al final Matías Téjela, jugándose la vida y tragando un horror ha podido cortarle la oreja a su ultimo toro. Toro que por cierto tenia mucho que torear, que no era nada cómodo para el torero, y quedar como quedó, es ya si por si todo un logro. Curiosamente en su primero, que era bastante mas potable, estuvo vulgar y no llego a cuajar ni media faenita. Está claro que este tipo de toreros lucen mucho mas con el toro encastado y correoso, porque transmiten la fatiguita que están pasando, esta vez de verdad y sin cuento alguno. Cuando se ponen a torear en plan bien pues no dicen gran cosa. De todas formas hay que decir que Téjela estuvo muy torero toda la tarde, sobre todo con el sobrero que lucia una cornamenta que cortaba el viento. En su primero, aun queriendo puso en evidencia sus carencias.

De Antonio Ferrera hay poco que decir; no entendió a su muy problemático pero encastado primero y en el segundo salio absolutamente derrotado antes de tiempo. El tema de las banderillas es cuestión de gustos, a mi personalmente no me apasiona el saltito a modo de salto de pértiga que utiliza para clavar los pares, pero al personal les vuelve locos. Demasiados quiebros y requiebros, que terminan rompiendo al animal para la lidia, pero si es lo mejor que sabe hacer es lógico que lo haga. Por cierto ¿toreaba ayer Salvador Vega, aquel chaval de Málaga con sello de torero de arte o fue finalmente un doble muy parecido pero carente de aquel estilo que prometía el original? Confío para su bien que sea lo segundo, porque a pesar de que se llevo el peor lote parecía que no tenía cobertura, pues ni sabía ni contestaba. Estaba claro, desde el primer momento, que en su olmo no había pera alguna, otra vez será, pero ya lleva años que no las encuentra ni en los perales. Viernes de Feria, cartel humilde pero honrado, ganado variopinto, pero normal sin las excentricidades de días pasados y un Matías Téjela que si encontró la pera que le pidió al olmo.