Juan Manuel Albendea.- Cuando a mediodia te preguntaban ¿quién torea hoy? Y le decías el cartel, la respuesta casi siempre era: ¡ojú!. Creo que los tres diestros actuantes ayer tienen derecho a torear en la feria pero los tres a la vez, parece demasiado. La corrida de Torrestrella, desigualmente, presentada se dejaba torear: naturalmente unos más que otros. El que era ilidiable, aunque siempre se ha dicho que todos los toros tienen su lidia, era el sobrero de Toros de la Plata que le tocó en desgracia a Rivera Ordoñez, por invalidez del titular. Por cierto Rivera hizo un gran esfuerzo por meter al devuelto en el toril con el capote, pero cuando llegaba al límite, volvía grupas y decía que nanay. Tuvieron que salir los cabestros que con su peculiar eficacia y la del cabestrero lo encerraron pronto.
Lo más llamativo de la tarde fue, como siempre, el tercio de banderillas de El Fundi. Cuando un banderillero inicia de frente la carrera una vez que la ha iniciado el toro para encontrase con él, a ese par, se le llama de poder a poder. Si en lugar de correr hacia delante, el banderillero mete la marcha atrás perseguido por el toro, creo que a esa suerte habría que llamarle un par a contrapoder. Pues a contrapoder puso El Fandi, dos, uno en cada toro. También hubo violín, parada al toro con la mano, en fin todo el repertorio al que nos tiene acostumbrados, y aunque parezca mentira levanta al público de los asientos.
Si empezamos a relatar lo más destacado del primer tercio, llegaremos a la conclusión de que éste no va a tardar mucho en desaparecer. No recuerdo en los diecisiete festejos que llevamos que algún toro haya tomado tres varas, que era un número absolutamente cotidiano hace veinte o treinta años. Y ya no se puede hablar de puyazos, sino de encuentros, porque en cuanto el toro recibe el roce de la puya, ya están gritándole al picador: ¡valeee!. Si yo fuera picador estaría muy preocupado por las perspectivas de engrosar pronto el paro. Eso obviamente lleva aparejado que el toreo de capote se va extinguiendo por inanición. Ayer, tanto El Fandi como Rivera recibieron a su segundo enemigo con una larga cambiada de rodillas. Pero poco más hubo con el capote y, desde luego, nada para el recuerdo.
El Cordobés consiguió que en sus dos toros se silenciara su labor, lo cual tiene un mérito, habida cuenta sus actuaciones, indudable. ¡Qué habilidad para engatusar al público!. Rivera Ordoñez tuvo un primer toro al que podía haberle sacado mucho más partido y no lo hizo, por lo que también fue benévolo el respetable silenciando su labor. El quinto era muy difícil y bastante tuvo Francisco con conseguir matarlo pues lo que quería era acostarse. El Fandi fue ovacionado con salida al tercio en su primero, pese al metisaca en los bajos que le propinó. En el sexto hubo leve petición de oreja y también salida al tercio pese a una faena muy acelerada. Un tostón de festejo.