Carlos Crivell.- La novillada era un examen definitivo para Curro Durán, novillero dinástico de Utrera, en la frontera de los treinta años y que debutó hace ocho como novillero en Sevilla. Es decir, se trataba de poder demostrar que tiene condiciones para seguir o bien era el momento de dejar una profesión que le ofrecía pocas perspectivas. En la pasada temporada se puso solo una vez el traje de luces, en Sevilla, y paseó un trofeo. En contraste, los debutantes que le acompañaron en el paseíllo presentaban unas credenciales floridas, uno con más de treinta festejos el pasado año. Curro Durán aprovechó esta casi postrera oportunidad y salió de la plaza con el aval de que está sobradamente preparado para subir ya de escalafón, que su permanencia como novillero no tiene ninguna razón lógica y que la alternativa debe llegar antes que tarde.
El novillero utrerano se enfrentó a dos buenos novillos de Fermín Bohórquez, que mandó una bonita y bien presentada novillada, que tuvo como denominador común la nobleza, aunque con distintos matices. Pero el primero, además tuvo casta, movilidad y prontitud. Que nadie piense que estas buenas condiciones son fáciles de explotar por un torero sin mucho rodaje y que abría plaza en el festejo sevillano. Y Curro Durán logró torear bien al llamado Tomillero. Ya había podido expresarse con el capote a la verónica. La faena comenzó con pases por la espalda, siguió con una tanda con la derecha en la no acabó de coger la distancia, pero fue a más cuando entendió que debía perder un paso, para entonces torear de forma excelente por ambos pitones, sobre todo en dos tandas con la zurda de mucha categoría. Fue una faena larga abrochada con bernadinas. Tan larga que escuchó el aviso antes de finiquitar a su buen colaborador. La oreja fue legítima y celebrada.
El cuarto fue esos novillos que tienen su misterio y sus teclas, De nuevo se lució con el capote. José Chacón dio un curso de toreo en la lidia, al tiempo que Curro Javier colocó dos pares soberbios. Vaya cuadrilla de categoría la de Durán. Comenzó con ayudados rodilla en tierra de buen corte. El novillo no repitió las embestidas casi nunca, pero tenía una nobleza llamativa y un tramo final casi al ralentí que permitió al de Utrera dibujar naturales a cámara lenta de una gran belleza. No pudo haber ligazón, todo fue de uno en uno, pero hubo pasajes de rotunda calidad. Fue una lástima que un feo metisaca emborronara su labor. El palco se cerró en banda y no le dio la oreja, pero la vuelta fue clamorosa. Lo dicho, llegó a su examen final con mucha presión, pero superó la prueba y ya puede subir de escalafón. Cuanto antes mejor. En Utrera debe haber toros en septiembre.
Diego García es un novillero alto, curtido en el oficio, aunque de maneras algo toscas. El capote sobra en sus manos. Solo se lució en alguna chicuelina aislada. El segundo fue muy flojo y acabó muy aplomado. Antes, García consiguió enjaretar unos naturales de buena factura. El novillo echó el freno y acabó con unos ayudados a media altura muy estéticos.
El quinto fue también muy flojo. García ofreció un curso de buena voluntad en una faena larga en la que hubo de todo: muletazos limpios junto a otros enganchados. Se lo había brindado a Paco Ojeda, casi nada al aparato.
El pucelano Daniel Medina quedó casi inédito. Mostró muy buen concepto del toreo de capa a la verónica y en algunos delantales y chicuelinas. El tercero se apagó pronto y embistió con pocas ganas. Medina no acertó con el temple y acabó desencantado. Pero en el sexto, el chaval de Valladolid demostró que tiene cosas más que estimables, como el comienzo airoso de su faena, así como una tanda con la derecha con aroma de buen torero. Luego, el de Bohórquez protestó, hubo algunos enganchones y ya nada volvió a ser lo mismo, pero allí quedó ese toreo de cite casi de frente, de juego de muñecas fácil y ese pecho acompañando la embestida. Medina tiene cosas interesantes y habrá que seguir su evolución.
Y así fue la novillada. Es verdad que Durán se llevó el lote, pero a los de sus compañeros se les podía haber exprimido mejor. Media plaza con gente muy joven, que aún tiene que conocer mejor la identidad de la Real Maestranza. Tiempo al tiempo. Lo que ya no tiene marcha atrás es que nadie se acordara de guardar un minuto de silencio por el novillero Javier Camúñez, fallecido hace escasas fechas.
Plaza de toros de Sevilla, 15 de junio de 2023. Novillada de abono. Menos de media plaza. Seis novillos de Fermín Bohórquez, bien presentados, nobles en general y de variada condición. Primero, bravo y noble; segundo, noble, flojo y descastado; tercero, justo de raza y fuerzas; cuarto, noble y soso; quinto, muy flojo casi derrengado; sexto, noble y aplomado.
Curro Durán, de corinto y oro. Estocada atravesada (una oreja tras aviso). En el cuarto, metisaca y estocada caída (vuelta al ruedo).
Diego García, de blanco y oro. Pinchazo y estocada caída y atravesada (saludos). En el quinto, estocada atravesada que asoma y dos descabellos (saludos con palmas).
Daniel Medina, de obispo y oro. Pinchazo y estocada contraria (saludos con palmas). En el sexto, estocada trasera (saludos).
Saludó en banderillas Curro Javier en el cuarto. Buena brega de José Chacón. Daniel Medina brindó el tercero a Fermín Bohórquez. Curro Durán, a Curro Javier el cuarto, mientras que Diego García brindó el quinto a Paco Ojeda.