Carlos Crivell.- Antes del paseíllo sonó el himno nacional con las cuadrillas cuadradas. No es una costumbre habitual en esta plaza. Habían anunciado por megafonía que se guardaría un minuto de silencio en memoria de Rafael Chicuelo, de manera que muchos pensaron que el tiempo del himno era el homenaje al torero fallecido, porque en el propio tiempo de silencio la gente casi ni se percató de la circunstancia. Era Domingo de Pascua con todo lo que lo que significa y que no es momento de repetir para no caer en aspectos cercanos a la cursilería. Era la escena tantos años vividas y de nuevo sentida en lo más íntimo.
Como siempre, las escaleras de accesos a los tendidos se colapsaron y con el primero en la plaza aún no estaban limpias. La gente llega tarde, cargada con las bebidas y se encuentran con unos pasillos muy estrechos, único acceso a tendidos muy poblados, como ocurre en el 3 y el 5. Todo seguía igual.
También salió igual el ganado. Una corrida con tres toros muy terciados que la autoridad aprobó con extrema benevolencia. Así fueron el segundo, cuarto titular y sexto. El cuarto se partió una mano y salió en su lugar un caballo con cuernos impropio de la plaza sevillana. Y para no cambiar, de los seis lidiados solo uno tuvo comportamiento de bravo, el quinto. El resto fueron flojos, descastados y precozmente desfondados. La de Núñez del Cuvillo no se puede salvar por un toro, por muy bueno que fuera el llamado Gavilán.
Lo que no es igual, sino que ha bajado unos cuantos enteros, es la categoría de la plaza, esta vez por culpa de un palco generoso, incapaz de aguantar una petición de segunda oreja pueblerina, que dejó el listón bajo mínimos. Fue la segunda oreja concedida a El Juli en el quinto, que tuvo un final muy vibrante, pero no se tuvo en cuenta que durante la faena hubo un desarme con carrera del torero, además de un remate con una estocada muy pasada, trasera, habilidosa, pero de escasa torería. Pero la plaza, o una parte de ella, quería resarcirse del tedio monumental de los toros anteriores y pidió una segunda oreja que el presidente concedió con una actitud excesivamente generosa. Mal comienzo para quien está llamado a mantener el prestigio de la plaza.
De la corrida solo cabe destacar la faena de El Juli al citado quinto. Lo saludó con exuberantes lances bien rematados con la media. Se había cambiado el tercio cuando Roca Rey entró en su turno de quites. No debió gustarle mucho al torero madrileño, que contuvo su rabia y lo dejó todo la para la muleta. El peruano se lució por chicuelinas y tafalleras. El Juli sabía de la buena condición de Gavilán y se lo brindó a la plaza. Varios muletazos con la rodilla genuflexa, ligados y rematados con uno de pecho abrieron la faena. Dos buenas tandas con la diestra precedieron a un desarme con la izquierda. Se la puso de nuevo por el mismo pitón y lo toreó a placer, pero la explosión llegó con una tanda final de derechazos de mano baja y ligazón absoluta. La plaza rugió con el poder de El Juli. Lo mató de un espadazo trasero y seguro que cuando le dieron las dos orejas se debió sentir muy sorprendido. Dos orejas propias de plaza de segunda o tercera. Pero era Sevilla, aunque la plaza no es la de otros tiempos, los presidentes han perdido criterio y valor y así se cortan estos trofeos. Con una oreja hubiera sido más que suficiente. Con el primero de su lote, toro flojo y desfondado, El Juli hizo una faena cumplidora sin alardes.
Abrió plaza un inválido al que Morante no pudo ligarle ni un muletazo decente. Es verdad que daba la impresión de que el toro no le gustaba, que hubo toques a destiempo, pero el animal no valía nada. Se partió una mano el cuarto y salió el caballo con cuernos señalado como primer sobrero. Se frenó, echó la cara arriba y Morante ordenó que le atizaran fuerte en tres puyazos. Salió con la espada de verdad para arrearle un bajonazo y escuchar una bronca de lo más torero.
Roca Rey estuvo a nivel muy discreto toda la tarde. Lo mejor fue el quite señalado en el quinto. Ni el muy descastado tercero, que le enganchó mucho con sus derrotes, ni tampoco el sexto, con un pitón derecho complicado, le permitieron enjaretar una labor de triunfo. Su nivel, dicho queda, fue simplemente discreto. De lo mejor también su buena estocada al sexto.
Plaza de toros de Sevilla, 9 de abril de 2023. Domingo de Resurrección. No hay billetes. Seis toros de Núñez del Cuvillo, desiguales de presencia y de mal juego por descartados y flojos, excepto el quinto, bravo y encastado.
Morante de la Puebla (grana y oro). Pinchazo y estocada corta (silencio). En el cuarto, bajonazo (bronca).
El Juli (gris plomo y oro): Pinchazo y estocada trasera (silencio). En el quinto, estocada corta trasera (dos orejas).
Roca Rey (blanco y plata): Estocada baja (silencio). En el sexto, estocada (silencio).
Corrida del Domingo de Resurrección. Se interpretó el himno nacional antes del paseíllo. Minuto de silencio en memoria de Rafael Chicuelo. Saludó en las banderillas del tercero Viruta. Buena lidia de Antonio Chacón al tercero. Debutó Manuel López como puntillero de la plaza, que apuntilló al toro devuelto con acierto.