El mexicano Brandon Campos, formado en la Escuela de El Juli, fue el triunfador de la segunda novillada de promoción de Sevilla. Le regalaron dos orejas del tercero, cuando con una habría bastado. Sus compañeros no dieron la talla.

Plaza de toros de Sevilla, 2ª de promoción. Más de media plaza. Seis erales de Herederos de Salvador Guardiola, correctos de presencia y juego variado. Los mejores, primero, tercero y quinto. Saludó en banderillas Guerrerito.
Héctor Roberto, de la Escuela de Écija, de blanco y oro, silencio y silencio.
Ferrater Beca, de la Escuela de Sevilla, de verde y oro, silencio tras aviso y silencio.
Brandon Campos, de la Escuela de El Juli de Madrid, de blanco y plata, dos orejas y palmas tras aviso.

Carlos Crivell.- Sevilla

La segunda novillada de promoción fue el espejo de la tauromaquia de estos tiempos. Dos novilleros de escuela dejaron en evidencia a sus profesores, no tanto por sus maneras, sino porque aspiran a ser toreros sin el mínimo valor imprescindible para este oficio. Son los casos de Héctor Roberto y Ferrater Beca. Se supone que si los presentan en Sevilla es porque son los que están mejor preparados de sus escuelas. Vienen a Sevilla y, en lugar de atropellar la razón para buscar el triunfo, dan el paso atrás, lo que nunca debe hacer un aspirante cuando anda en sus primeros pasos. Así está el toreo. Los alumnos más avanzados de sus escuelas no tienen el fondo necesario para aprovechar la oportunidad.

Héctor Roberto se fue a portagayola en el primero para quitarse antes de que el animal llegara a su altura. El de Guardiola no era un dechado de bondad, pero embistió mucho a un torero carente de decisión. El cuarto fue un novillo brusco. La lidia fue una capea mala y Roberto se movió alrededor del animal sin concretar nada.

El sevillano Ferrater Beca dibujó alguna verónica buena al segundo. Fue lo más entonado de su labor. Este animal presentó problemas que Ferrater no resolvió entre muchas dudas y una absoluta falta de quietud. Con el quinto hay ninguna excusa. El animal embistió mejor y ahora le dio pases sin relieve a gran distancia, fuera de cacho y con toques violentos para desplazarlo. La Escuela sevillana sigue sin sacar un torero en condiciones.

Triunfó el mexicano Brandon Campos, formado en la Escuela de El Juli, que se encontró con las dos orejas del tercero. Al chaval debió parecerle que estaba en una plaza portátil. Brandon tiene oficio, intenta ser variado, domina mucho porque baja los engaños con temple, en fin, que demostró buenas condiciones. De ahí a cortar dos orejas media un abismo. Su faena fue un compendio del toreo moderno con pases cambiados por la espalda, manoletinas y todo el arsenal que prodigan los que se llaman figuras. El toreo fundamental fue mejor sobre la diestra. El palco le regaló dos orejas. Bastaba con una. Es cierto que con estos novilleros hay que ser más condescendientes, pero Sevilla debe ser siempre Sevilla. La suerte de Brandon es que al lado de sus compañeros parecía una figura consagrada.

Con el sexto no estuvo al mismo nivel. Se dejó enganchar la muleta desde el primer pase y el animal no le dejó estar a gusto. No acertó en la distancia ni en el temple y dio un mitin con la espada.

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