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Andrés Romero (Foto: Álvaro Pastor Torres)

Carlos Crivell.- La tarde se anunció con lluvia y acabó fría como una noche de invierno. Se trataba de un festejo de rejones para abrir la feria abrileña. Se ha suprimido la clásica matinal del domingo de feria y se ha pasado a la apertura del ciclo. El cambio no ha surtido el efecto deseado. Algo más de media plaza con un ambiente desangelado. Al final, el frío dinamitó al tendido. Por fortuna, en el sexto de la corrida se animó la tarde, la gente entró en calor y se llenó de alegría, hasta el punto de premiar al caballero Romero con las dos orejas. Son orejas que sirvieron para compensar una tarde de poco contenido.

La corrida de Cubero se paró mucho, mostró poco celo al seguir a las cabalgaduras y dificultó la labor de los rejoneadores. El tercero fue el de más vitalidad; el sexto se echó al final de la faena. A los toros les faltó fondo.

Andrés Romero, el último caballero de la tarde, fue el que triunfó. Lo hizo porque el rejoneador de Escacena ha mostrado unos progresos notables en su estilo. Si antes era algo precipitado, en su faena apareció centrado y templado. Entendió bien la puesta en escena, no le fallaron sus animadores y hubo momentos brillantes en la lidia.

Se fue a la puerta de toriles con el marsellés para correr al toro hasta pararlo. Es una hermosa escena campera que gusta en esta plaza. En banderillas, Guajiro y Odiel llevaron el peso de su labor, con especial mención al primero de ellos, la estrella de la cuadra, que se lució en quiebros espectaculares, sobre todo cuando citó en corto.

Cuando la faena estaba en su cenit, a lomos Romero de Bambú, el toro se echó sobre el albero hasta en tres ocasiones. Este detalle deslució la labor del caballero, que estuvo ágil para ir por el caballo de matar y acertar a la primera. Se pidieron con entusiasmo los trofeos y el palco los concedió, a pesar de ese detalle de que el toro se tumbara y la faena resultara incompleta. Al margen de ello, Andrés Romero se mostró cuajado y su futuro es más que esperanzador.

El otro triunfador fue Andy Cartagena, puesto y con una cuadra en forma. Colocó banderillas con Sol y Sombra, sacó al final a Pinta y puso las cortas. Antes, y como algo que amenaza con ponerse de moda, ensayó bocados al toro con el caballo Pantera. Debería dejarlo para otras plazas. Cortó una oreja tras acertar con el rejón de muerte.

Muy buena la labor de Leonardo Hernández con el tercero, el mejor toro en los primeros compases de la faena. Sobre Despacio estuvo soberbio con las banderillas. Enardeció sobre Xarope al colocar las cortas. Castigó mucho al toro al inicio con dos rejones y el animal quedó al final agotado. El fallo con el verduguillo lo dejó sin premio.

Abrió plaza el portugués Rui Fernandes, que se fue a toriles a esperar a su oponente, para luego realizar una labor voluntariosa con un toro con poco celo. Hubo algunas pasadas en falso y mató mal con topetazo incluido.

Debutó en Sevilla el rejoneador navarro Roberto Armendáriz, al que se le vio algo verde para este compromiso. Se sucedieron los tropezones de la cabalgadura cuando montó a Prometido y luchó contra las protestas de Diamante. Mató bien, pero a pesar de ello su labor fue silenciada.

Manuel Manzanares completó una labor de más a menos. El hijo del maestro alicantino se lució de forma llamativa sobre Príncipe, que corrió a dos pistas con elegancia y clavó los palos con acierto. Luego su faena bajó de intensidad por el menor ajuste con el astado y todo quedó desdibujado al fallar con el primer rejón de muerte. A pesar de ello, los comienzos de su faena nos dejaron la impresión del progreso evidente que se ha observado en el caballero alicantino.

El festejo se animó en el sexto. A esas horas, el frío se había apoderado de todos, tanto por el clima como por el contenido. Fue Andrés Romero quien le puso calor.

  • Plaza de toros de la Maestranza. Domingo, 3 de abril de 2016. Segunda del abono. Algo más de media plaza. Toros de Benítez Cubero Pallarés, despuntados para rejones, bien presentados, sosos y de pobre juego en general, salvo el más boyante tercero.
  • Rui Fernandes, rejón trasero (saludos).
  • Andy Cartagena, rejón de muerte (una oreja).
  • Leonardo Hernández, rejón defectuoso y tres descabellos (saludos).
  • Roberto Armendáriz, rejón de muerte (silencio).
  • Manuel Manzanares, dos rejones de muerte (saludos).
  • Andrés Romero, rejón de muerte. (dos orejas).
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