Corrída típica de preferia con aficionados buenos en los tendidos y el viento como protagonista adverso que puso en apuros a los lidiadores.

ESTRAGOS DEL VIENTO. Los taurinos dicen que molesta el aire, pero realmente quieren decir que es el viento: el aire en movimiento. El vendaval puso en guardia a los lidiadores y algunos pasaron apuros por culpa de las fuertes rachas que levantaban los engaños. En el segundo toro este problema se hizo presente con inusitada intensidad.

PUNTILLERO FALLÓN. El puntillero de la cuadrilla de Miguel Ángel Delgado levantó al toro dos veces. Uno del tendido le llamó «buen médico», porque era capaz de reanimar a un muerto. El facultativo se llama Rafael Limón.

PÉSIMA LIDIA. No saludó ningún banderillero. Eso no puede justificar la pésima lidia que recibieron los toros de Pereda, aunque en ocasiones se podía justificar por las condiciones climatológicas.

LENTITUD EN EL PALCO. Anabel Moreno, presidenta del festejo, tardó mucho en ordenar la salida de los picadores. Esperó demasiado tiempo y ello restó dinamismo al espectáculo. También se olvidó del reloj en la faena al tercero de Tendero, que se pasó de tiempo y no fue avisado. Por contra, cuando el quinto se echaba, sacó el pañuelo. El puntillero levantó luego al toro y el aviso tuvo algún sentido.