CAPEA. Capotazos para salvar la integridad, puyazos en el lomo, picadores citando fuera de las rayas, los toreros tratando de salvar la integridad, todo fue un tratado de lo que no debe ser la lidia, en parte por la condición de las reses de Dolores Aguirre, en parte porque en estos tiempos ni los públicos ni los lidiadores están preparados para este tipo de toros.
MÁS MALO QUE ZAPATERO. La voz surgió de las gradas del sol. «Presidente, eres más malo que Zapatero». El usía había permitido la lidia de un segundo toro inválido a todas luces, que debió ser devuelto a los corrales. El público se siente mal defendido por este tipo de actuaciones que permiten que se juegue un toro inservible.
LA VIGILANCIA. Llegarán los días de farolillos con los apretones y las bullas y será aún mayor el número de los que llegarán tarde al festejo. Suele ocurrir muchas veces que sale el primer toro y aún está entrando gente, con su copa en la mano, en la plaza. Es necesario que la vigilancia impida el acceso al coso cuando el presidente saque el pañuelo para la salida del toro.
LAS CUADRILLAS. La tarde era muy complicada para las cuadrillas. Entre los picadores no se puede destacar nada. A pie, Rafael González lidió bien al tercero. En realidad, poca cosa en una corrida esperada por la afición.
EL CALLEJÓN. Algunos días el callejón de Sevilla empiezaa parecer el de cuaquiera otra plaza. Es frecuente que los apoderados y consejeros se acerquen a la barerra para dar órdenes a los toreros. Los alguacilillos intentan poner orden, pero a veces se olvidan.
Foto: Álvaro Pastor Torres