La Maestranza parecía otra, era la de las tardes de rejones, la de los caballos. Otro público para un espectáculo diferente, para un rito que sólo tangencialmente toca el mundo del toro. Tiene sus adictos, básicamente aquellos que disfrutan con el arte de la doma ecuestre y con un espectáculo que a mí personalmente se me antoja desequilibrado. Nada que ver con la lucha entre el torero y el toro, con una reglas mucho más marcadas y severas. Con esto no quiero quitarles un ápice de importancia a los caballeros rejoneadores, es simplemente otro universo, que a su vez produce unas sensaciones diferentes.

Diego Ventura abrió la deseada Puerta del Príncipe. Nada que objetar al respecto. Espectacularidad, doma increíble y esa habilidad para conectar con los tendidos, especialmente con los de sol. Los toros casi le sobraban en sus piruetas ecuestres, él se bastaba a sí mismo para redondear su tarde. Lo único que en verdad se le exigía es que matase a la primera, cosa que hizo en ambas ocasiones. En su favor supo suministrar la lidia adecuada en cada caso, cosa que sobre todo en el sexto no era nada fácil. En su contra, el excesivo histrionismo que convierte el toreo a caballo en un espectáculo casi circense.

Entiendo el toreo de otra manera, bien sea a caballo o a pie, entre otras cosas no soporto ver a un caballo dar bocados a un toro casi indefenso y con sus pitones cercenados escandalosamente. Prefiero la naturalidad del verdadero Morante de la Puebla a los saltos de rana de Manuel Díaz El Cordobés, aunque respeto a ambos por colocarse en la cara de un toro y al público que prefiere una u otra opción. En verdad, son universos diferentes. El día que se atreva a hacer lo mismo con toros en punta quizás cambie de opinión; a día de hoy, las distancias me parecen siderales.

Pablo Hermoso de Mendoza sigue siendo la figura a batir, aunque cada vez, curiosamente, es más clásico. Ayer falló matando y por eso no obtuvo trofeos; no obstante, el público está por Ventura. Fermín Bohórquez pertenece al pasado y por tanto no cabe competencia con los otros dos, ayer quien debía haber ocupado su puesto era Leonardo Hernández, pero al parecer Pablo Hermoso de Mendoza aún no se ha acostumbrado a abrir los carteles, una pena, porque habría habido más competencia y hubiésemos ganado todos.

Merecida Puerta del Príncipe para Ventura en una tarde que, aun estando anunciada en el abono de toros, perteneció a un espectáculo totalmente diferente, aunque igualmente valido.

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