En la cuarta novillada de promoción los novillos de La Quinta fueron un material exigente para una terna sin experiencia. Hubo casta y los novillos tercero, cuarto, quinto y sexto fueron buenos. Dstacó el astigitano Manolo Rodríguez que dio una vuelta. Los dos cordobeses, con muchas precauciones.

Plaza de toros de Sevilla, 4ª novillada de promoción. Más de media plaza. Seis erales de La Quinta, bien presentados, encastados y de distinto juego. Buenos, tercero y cuarto; aprovechables quinto y sexto; más complicados los restantes. El banderillero Antonio Navarro “Niño de Osuna” fue cogido en el primero y fue operado de una herida inciso-contusa en cara antero-interna de tercio superior de muslo derecho que interesa a tejido celular subcutáneo en una extensión de 20 cm. Se interviene con anestesia local y sedación practicándosele Friedrich, sutura y drenajes. Pronóstico: menos grave." El parte está firmado por el Dr. Octavio Mulet Zayas. Saludó en el cuarto Francisco Tornay.

Manolo Rodríguez, de la Escuela de Écija, verde esmeralda y oro, silencio y vuelta al ruedo.
Javier Moreno “Lagartijo”, de Córdoba, blanco y oro, silencio tras aviso y saludos.
Rafael Reyes, de la Escuela de Córdoba, rioja y oro, silencio tras dos avisos y silencio tras aviso.

Carlos Crivell.- Sevilla

Foto: Álvaro Pastor Torres

La cuarta novillada no aportó novedades salvo por el juego de las reses. Los erales de La Quinta, en general encastados, no fueron fáciles para unos chavales muy poco expertos. No todos los novillos del encaste Santa Coloma fueron iguales. El tercero y, muy especialmente, el cuarto fueron excelentes.También se dejaron quinto y sexto. Pero plantearon los problemas de la casta en todos los tercios. Además, la lidia fue mala como norma general y así las dificultades se acrecentaron.

El que abrió plaza cogió en la brega a Antonio Navarro "Niño de Osuna"  y no lo perdonó en el suelo. Fue un comienzo agrio para un festejo que volvió a congregar en la plaza a una más que notable asistencia de público.

El astigitano Manolo Rodríguez no se entendió con el primero, que con pocas fuerzas se quedó corto y le planteó muchos problemas. Su mejor dimensión la dio con el buen cuarto, animal con recorrido y fijeza. Rodríguez se relajó para realizar una faena que cimentó sobre la diestra casi en su totalidad. En las primeras tandas se sintió a gusto y cargó la suerte con buen estilo. La faena fue a menos porque no se centró con la izquierda y llegó un inoportuno desarme. Dio la vuelta al ruedo.

De Córdoba llegaron dos aspirantes. El primero utiliza el apodo de Lagartijo, de nombre Javier Moreno. Su actuación fue muy gris en todo momento. El segundo de la noche era mirón. Moreno se puso fuera de cacho y toreó muy despegado, aunque en algunos momentos le echó coraje al tema y se tapó. Con la espada es muy malo. Con el quinto tiene menos excusas.  Dejó algún lance de buen corte en el saludo capotero. El novillo fue lidiado de forma espantosa, algo que fue el denominador común toda la velada. Sólo la apertura de faena con doblones concitó algunas esperanzas. De nuevo se tomó muchas precauciones con la muleta, se lo pasó muy lejos y acabó desbordado. Hizo guardia en la primera entrada y acertó en la segunda.

El otro cordobés, Rafael Reyes, tiene un sello de mayor calidad. No lo pudo demostrar sobre el albero maestrante. Con el buen tercero hizo una faena acelerada y muy despegada. Acertó a torear al natural con la mano baja en alguna tanda, pero ahí se le hundió la estética. En algún momento dejó entrever detalles estimables, pero le superó el ambiente.

En el sexto, de nuevo lidiado de forma pésima, toreó con poco reposo y muy despegado. Así es imposible emocionar al respetable. El novillo, que metió bien la cara en los primeros compases de la faena, acabó rajado, mientras el chaval andaba muy desorientado. 

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