Carlos Crivell.- A golpe cantado, cumpliendo con suficiencia lo que estaba ya anunciado, Daniel Luque brindó una tarde de intensa emoción en Sevilla y logró el sueño maravilloso de abrir la Puerta del Príncipe. La bolsa del toreo lo venía avisando, que Luque era un valor en alza, que estaba en un momento óptimo de madurez, que si todo seguía su curso este año debería entrar en el grupo de los elegidos con la condición de figura del toreo. Aquel niño precoz llamado El Dani, sorprendente por su inteligencia, dotado de un bagaje artístico más que notable, con un desparpajo asombroso, ha tardado en subir al Olimpo de los dioses del toreo, pero en una tarde de entrega, arrebato y pasión ha conseguido descerrajar todas las puertas que hasta ahora se abrían con cierta reticencia. Y, sobre todo, ha saboreado, el inmenso placer de salir a hombros aclamado por la multitud por la del Príncipe, el sueño de todos los que se visten de luces. Y lo mejor es que al verlo en la plaza, todavía parece que este torero no ha llegado a su plenitud. Han sido quince años como matador de toros, ya conocía el triunfo en la Maestranza, pero en esta cuarta de la Feria ha paralizado la Fiesta. Así se llega a Sevilla, así se entrega un torero y así se completa una tarde inolvidable.

Sorteó en primer lugar un toro nada agradable, de aviesas intenciones por el izquierdo y medidor por la derecha. Nadie podía apostar por una labor lucida, salvo el propio Luque, que se dobló por bajo en la apertura de la faena, para mostrarle la muleta por la derecha y tirar con temple y dominio. Y, sobre todo, con un valor sereno para dejar colocada la muleta en la cara del toro, que no tenía más remedio que meter el hocico en las telas. Cuando se la puso por la izquierda le dio un volteretón que causó impacto. El pitón se había metido por la zona del chaleco, el torero estaba muy dolorido, pero ya nada ni nadie podía detener su ansia de triunfo. Volvió a la derecha con más clase y se la puso de nuevo por la izquierda en un alarde de torero macho. La estocada dio paso a una de esas orejas que son más arrancadas que ganadas. Se fue a la enfermería, pero enseguida llegaron noticias de que no había problemas, que saldría a matar al sexto.

No se pudo lucir con el capote en ese precioso sexto, promesa de toro importante por sus hechuras. Tal vez esa falta de toreo con la capa sea el único matiz que se puede agregar a su tarde. Y cuajó al toro Jurista de principio a fin, siempre en tono creciente, ya en los derechazos del comienzo, ya en un cambio de manos inmenso seguido de uno de pecho cumbre. Se unió un torero ambicioso y un toro vibrante, porque el de Pepe Moya – un recuerdo para nuestro amigo- embestía con todas sus fuerzas. Con la izquierda, llegó un momento de ligera bajada del tono de la faena, el toro enganchó alguna vez el engaño y era necesario volver a la derecha, por donde bajó la mano en tandas de dominio poderoso y una emoción intensa. Un toro bravo embistiendo y un torero sobrepuesto y cuajando sus arrancadas vigorosas. Los remates fueron clamorosos y las luquesinas del postre, también tuvieron categoría de muletazo fundamental. La plaza era un hervidero, al que solo le hacía falta la estocada y la muerte de bravo del toro. Fue tan buen colaborador, exigente siempre, que se sumó a la fiesta con una muerte de toro de categoría. Dos orejas, la del Príncipe y la consagración definitiva de un torero que llevaba ya un tiempo apuntando y que por fin disparó.

Miguel Ángel Perera le cortó una oreja al buen segundo toro. Mucho poderío en tandas de muletazos con la derecha, menos lograda la única con la zurda, pero todo presidido por el temple del extremeño. Con el quinto no fue lo mismo. Ni el toro ayudó mucho con su intermitencia y las miradas al torero, ni tampoco Perera atravesó la línea de la exposición.

El Fandi estuvo como siempre. Es decir, muy buen profesional, siempre bien colocado, fácil con el capote y las banderillas y muy insistente en dos faenas de muchos muletazos de poco eco en el tendido.

Luque se apoderó de la tarde como principal protagonista. Insisto que este Luque que ha abierto la del Príncipe ha sido un buen torero, ambicioso, valiente y atrevido, pero que espero que llegue el día en el que cuaje a gusto un toro bueno en Sevilla. A Luque le queda aún mucho por ofrecer en la Maestranza.

Plaza de toros de Sevilla, 28 de abril de 2022. Cuarta de Feria. Algo más de media plaza. Seis toros de El Parralejo, el quinto lidiado como sobrero, bien presentados y de juego variado. Destacaron el segundo y el sexto, dentro un lote interesante. Primero, algo brusco en los finales; segundo, encastado, aunque obediente; tercero, complicado sobre todo por el izquierdo; cuarto, con malos remates; quinto, reservón y mirón, y sexto, encastado y vibrante.

El Fandi, de azul y oro. Media atravesada (silencio).  En el cuarto, estocada (saludos).

Miguel Ángel Perera, de nazareno y oro. Estocada perpendicular (una oreja tras aviso). En el quinto, estocada (saludos tras aviso).

Daniel Luque, de verde botella y azabache. Estocada (una oreja). En el sexto, estocada (dos orejas).

Parte Médico: Luque fue atendido en la enfermería de varetazo en hemitórax derecho a mitad de 5ª-6ª costilla. Exploración de rodilla izquierda sin hallazgos patológicos, con buena movilidad. Pronóstico: menos grave. Continúa la lidia. Saludaron en banderillas Curro Javier, Vicente Herrera y Javier Ambel. Buena lidia de Raúl Caricol al sexto. Daniel Luque salió a hombros por la Puerta del Príncipe.

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