Oliva Soto cortó una oreja y estuvo a punto de lograr un triunfo grande en la 5ª del abono de Sevilla, pero el fallo con la espada en el quinto se lo impidió. El riojano Urdiales dejó una excelente impresión y Nazaré no concretó nada.

Toros de Conde de la Maza, ofensivos. Deslucidos y complicados. El 2º, manso , encastado y con transmisión. 5º encastado y de buen juego, fuertemente ovacionado.

Diego Urdiales, silencio tras aviso y vuelta tras aviso.
Oliva Soto, oreja y vuelta al ruedo.
Antonio Nazaré, silencio y silencio.

5ª del abono de Sevilla. Más de media entrada.

Carlos Crivell.- Sevilla

El Conde de la Maza saldó una deuda que tenía con la historia y con la familia de Alfonso Oliva Soto. El drama de Soto Vargas en septiembre del 92 pesaba mucho en la historia de la familia ganadera de Los Arenales, cuando el novillo Avioncito acabó con la vida de Ramón. El sobrino de aquel honesto banderillero, el matador de toros Oliva Soto, tenía el compromiso moral y torero de solventar su fututo con toros del Conde, los mismos que causaron la tragedia.

Había cortado el torero una oreja al segundo. La oreja tuvo un alto componente sentimental, no era un trofeo para una plaza como Sevilla ni por la propia faena ni por la forma de hacer la suerte suprema, pero el presidente Teja, que no es ni sombra de lo que fue en su día, se la concedió. Hubo dos tandas con la derecha de buen corte y nada con la izquierda, pero la voltereta en las chicuelinas, impresionante, sensibilizó al tendido y al palco.

El quinto fue bien picado por Francisco Javier Quinta. Oliva Soto le dio todas las ventajas y el toro sacó un fondo bravo y encastado con un pitón derecho de lujo. El diestro disfrutó en tandas sobre la diestra con ese toque artístico que le adorna, bien ligadas y rematadas con los de pecho. El toro del Conde se encargaba de saldar parte de la deuda, porque una tragedia como la de Ramón no tiene precio, pero le debía un toro bueno a su sobrino y ese toro fue Limpidado, que no se cansó de embestir a la muleta para que Oliva dibujara tandas preciosas, tal vez algo rápidas, pero preñadas de emoción.

Se masticaba el triunfo grande, se comentaba por lo bajini en los tendidos que era una faena de dos orejas, por tanto, de Puerta del Príncipe como recompensa. El destino se puso en contra del chaval. Se puso en contra la mala suerte y su mala elección de terrenos para matar. Se empeñó en hacerlo en la suerte natural, cuando el toro, ya agotado, había cantado su querencia a tablas. Pinchó una y cinco veces antes de la estocada final. También la vuelta tuvo un sabor benévolo, porque después de cinco pinchazos no es de recibo dar una vuelta, pero de nuevo se impuso el corazón a la razón.

Ese toro del Conde era una deuda pendiente de Leopoldo de la Maza para esta familia. La deuda es impagable porque hay una vida por medio. Me imagino al heredero de Poli Maza satisfecho con la ovación. Seguro que estaba más que contento porque el destino de un sorteo caprichoso le hubiera puesto Oliva en su camino a un toro tan bueno. Son esos milagros que tiene la vida. El de Camas, al margen del triunfo total que se evaporó, se puede seguir soñando.

La corrida no fue buena, más bien hubo dureza y complicaciones, como bien pueden atestiguar Diego Urdiales y Antonio Nazaré. Fue un encierro para toreros machos. Urdiales dejó muestras sobradas de valor seco y de una torería muy estimable. Esa faena al cuarto fue la de un torero hecho y derecho. No cabe más torería ni más serenidad ante las miradas amenazantes de un toro incierto. Urdiales llegaba a Sevilla reclamado por los aficionados. Es un matador para más ferias.

Antonio Nazaré llegó, lo intentó y se marchó con el esportón vacío. Sería cruel acusarlo de falta de disposición, pero hay detalles en la tarde de un espada que delatan su momento. La forma de matar al tercero, sin estrecheces, no deja de ser preocupante. Urdiales confirmó su valor y sigue su marcha ascendente. Para Nazaré la lucha debe seguir, aunque el camino es tortuoso. Oliva ha visto la luz en el horizonte. El Conde de la Maza, desde el más allá, respirará satisfecho.

A %d blogueros les gusta esto: