El Cid_Sevilla2016ARJCarlos Crivell.- Antes del quinto toro, el festejo caminaba en un declive preocupante. La paciencia de la plaza apenas se había dejado notar, pero las reses de Las Ramblas jugadas en segundo, tercero y cuarto lugares habían dado motivos para levantar la voz. Al ver el juego mortecino, propio de un ganado carente de la mínima casta, uno recordaba que a la feria no acuden ganaderías que se consideran duras porque su juego no ha sido bueno en otras ocasiones. Con la de Tornay en el recuerdo y la de Las Ramblas hasta ese cuarto, el aficionado pensaba que mejor una de encaste Santa Coloma, por ejemplo, que lo que se lidiaba sobre el ruedo sevillano.

El quinto fue el único bravo de la tarde y embistió bien a la muleta de El Cid. El sexto exhibió nobleza en la faena de Adame. De nuevo quedaba claro que las hechuras son fundamentales en los toros. El quinto y el sexto eran finos de cabos, armónicos y bien rematados.

Adame_Sevilla2016ARJEl tercero y el cuarto fueron dos toros bastos, altos y zancudos. Es decir, que sus hechuras eran la antítesis del toro bravo. Hubo otro toro bueno en la corrida: el primero. Pasó más desapercibido, pero embistió con calidad a la franela de Abellán. Como es natural, también era un toro proporcionado.

Así las cosas, cuando el sopor se apoderaba de forma irremediable del tendido, la lidia de quinto y sexto levantaron el ánimo totalmente deprimido de la afición.

El quinto, dicho está, fue bravo en el caballo de Juan Bernal, que después de la costalada que sufrió, picó de forma señorial en la segunda vara. El Cid lo toreó a placer por el pitón derecho. La única tanda con la zurda no resultó limpia, pero también era la quinta en la que el de Salteras le exigía sus arrancadas. Los muletazos de Manuel Jesús fueron reposados, largos y bien ligados. El invierno ha sido duro para El Cid en cuanto a sus sacrificios ante una temporada muy exigente. Se le notó su firmeza, resplandeció de nuevo su toreo de trazo perfecto y los de pecho fueron la consecuencia obligada del final de cada tanda. Los ayudados finales supieron a gloria. Por enésima vez la espada, un pinchazo hondo y un descabello, le quitó la oreja. Antes, en el segundo, un prodigio de sangre aguada, cumplió y mató mejor. Durante toda la corrida manejó el capote con elegancia, siempre a la verónica, algo que se agradece.

El otro momento de ánimos levantados llevó la firma de Joselito Adame, que volvía tras la cogida de Valencia. El torero hidrocálido anduvo variado con el capote toda la tarde. Se había estrellado contra la especia sosa a la que tuvo que enfrentarse en primer lugar. El sexto fue noble. Adame lo entendió bien. El comienzo fue una llamada de atención: ocho estatuarios inmóviles cerca de las tablas. Ya en el centro toreó con ambas manos en una labor muy segura por su buena colocación, de valor seco y de temple explícito. A mitad de faena alivió al toro con muletazos más superficiales para finalizar bajando la mano con la derecha para apuntalar su labor. Unas trincherillas y pases por bajo fueron el colofón de una faena que caló mucho en la plaza. La espada salió por el costado y ahí perdió toda opción a cortar la oreja. La vuelta fue su premio de consolación.

Sevilla. Andalucia. Cuarto toro de la tarde, Miguel Abellan. 6 de abril 2016. Esther LobatoMiguel Abellán mató uno bueno y otro malo. Con ambos astados anduvo igual. Es un torero fácil, de un oficio curtido en su larga trayectoria, pero que apenas logró el interés de la plaza en la res más colaboradora. Sin que le llegara nunca el agua al cuello, Miguel fue desgranando pases por aquí y por allí, algunos de bello trazo, pero con el hándicap de que era el que abría plaza y que tampoco su labor pasó la raya que marca la emoción.

Con el menos bueno, el tremendo toro cuarto con sus seiscientos kilos a cuestas, anduvo con la misma solvencia. A un toro sin celo ni atisbos de sangre brava, el madrileño le dio muletazos que ahora no pudieron ser buenos. Lució su capacidad profesional y dejó dos estocadas, certeras y contundentes.

Los buenos finales salvan algunas corridas como la de ayer, pero que nadie se engañe porque salvo el quinto, un toro más completo, el lote de Las Ramblas no justificó su presencia en la feria sevillana. Como decíamos antes, para presenciar  esto que vuelvan esas ganaderías tildadas de duras. Es posible que así haya más emoción y no el tremendo sopor sufrido ayer en más de medio festejo.

Plaza de toros de Sevilla. Sexta de abono. Media plaza. Seis toros de Las Ramblas, desiguales de presencia, dos zambombos 3º y 4º desentonaron, de juego variado. Noble el 1º; bravo y noble, el 5º; bueno, el 6º; 3º y 4º, descastados, el 2º muy parado. Saludaron en las banderillas del sexto Jarocho y Fernando Sáchez. Buena tarde de Miguel Martín.

Miguel Abellán, de grana y plata. estocada trasera. Silencio. En el cuarto,estocada. Silencio.

El Cid, de sangre de toro y azabache. Estocada desprendida. Silencio. En el quinto, pinchazo hondo y descabello. Vuelta al ruedo.

Joselito Adame, de azul marino y oro. Pinchazo hondo y estocada. Silencio. En el sexto, estocada que asona y descabello. Vuelta al ruedo.

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