Carlos Crivell.– Guillermo Hermoso se llevó el lote y el triunfo. Dentro de una extraordinaria corrida para el toreo a caballo, el del hijo de Pablo Hermoso fue el más completo, lo que le valió al joven caballero para cuajar una gran tarde y cortar tres orejas con la salida a hombros por la Puerta del Príncipe.

El festejo duró dos horas y media. En esta ocasión parte de la culpa es del palco presidencial, que demoró la salida del primer toro hasta un cuarto de hora después de comenzado el paseíllo, al tiempo que solo cambiaba los tercios cuando los rejoneadores así lo disponían. Estamos luchando por darle agilidad a los espectáculos taurinos, es cierto que no hay un solo motivo en la lentitud de los mismos, pero el palco de esta tarde de rejones ha puesto su grano de arena para eternizarlo hasta tiempos casi insoportables.

Toda la corrida de San Pelayo embistió mucho a los caballos, pero ya el primero anunció la categoría del encierro. Fue una lástima que el caballo Máximo, de Andrés Romero, resbalara y que el toro acertara a cornearlo en el vientre. El paquete intestinal fue el adelanto de los que ocurrió más tarde con la muerte del equino. Se repuso Andrés Romero en una labor entusiasta, quizás algo acelerada, pero llena entrega. Marró con los aceros y saludó desde el tercio. Su labor con el cuarto fue más reposada, ahora con su estrella Guajiro a pleno rendimiento en quiebros y piruetas. Tampoco anduvo certero a la hora de la muerte y todo quedó en una clamorosa vuelta al ruedo.

Lea Vicens lució mucho como caballista en la doma de sus cabalgaduras. Lució mucho sobre Bético a dos pistas en el primero de su lote. No fue el mejor de San Pelayo, porque fue flojo y se echó durante la lidia. Con Diluvio mantuvo su nivel la rejoneadora francesa. Tampoco anduvo acertada con los rejones de muerte y el descabello.

El quinto le permitió una faena más brillante, de nuevo sobre Bético y ahora con Diamante. Esta buena labor se frustró en el majeo de los aceros y de nuevo por sus fallos con el descabello.

La actuación de Guillermo Hermoso de Mendoza fue completa en sus toros, ambos de gran calidad para el toreo a caballo. Fue admirable la manera de torear de Berlín y de Índico en ese segundo, al que clavó un tremendo par de las cortas a dos manos, antes de matarlo de un rejonazo fulminante, lo que le valió pasear las dos orejas de tan notable astado del Capea.

Completó su tarde con otra gran faena al magnífico sexto, con el fue Disparate el que lució en las carreras a dos pistas y en la hermosina. Todo un espectáculo que acabó con oro par a dos manos por los adentros. Esta vez mató a la segunda y se llevó el apéndice que le faltaba para abrir la Puerta del Príncipe, lo que su padre ya hiciera años atrás en varias ocasiones.

Plaza de toros de Sevilla, 26 de septiembre de 2021. Octava de San Miguel. Más de media plaza. Seis toros de San Pelayo, bien presentados, despuntados para rejones, de excelente juego con mención especial para primero, tercero y sexto.

Andrés Romero, chaquetilla caqui. En el primero, dos rejones de muerte y tres descabellos (saludos). En el cuarto, rejón atravesado y un descabello (vuelta al rueedo).

Lea Vicens, chaquetilla grana con bordado negros. En el segundo, rejón de muerte y tres descabellos (saludos). En el quinto, tres rejones de muerte y seis descabellos (saludos tras aviso).

Guillermo Hermoso de Mendoza, chaquetilla verde bordada en seda blanca. En el tercero, rejón de muerte (dos orejas). En el sexto, dos rejones de muerte (una oreja). Salió a hombros por la Puerta del Príncipe.

El caballo Máximo, de Andrés Romero, fue corneado en el primero al resbalar cuando el caballero colocaba rejones de castigo. Se apreció salida del paquete intestinal. Murió al ser llevado a la Clínica Veterinaria de Aznalcóllar.   

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