Antonio Nazaré renovó su crédito en una buena tarde de toros en la que pudo lograr más trofeos. Excelente el toro tercero de Pereda y buena faena del nazareno. Díaz y Tejela, desdibujados.

Plaza de toros de Sevilla. Corrida a beneficio de la Cruz Roja. Menos de media plaza. Cinco toros de José Luis Pereda y uno, primero, de La Dehesilla, muy bien presentados y de juego variado. Destacó el excelente tercero, bravo y noble. La corrida se vino abajo pronto en general. Se dejaron segundo, cuarto y sexto. Minuto de silencio en memoria del presidente fallecido Julián Salguero. El palco presidencial lució un crespón negro. Saludó en banderillas José Manuel Montoliú.
Curro Díaz, rosa y oro, estocada que asoma y seis descabellos (silencio). En el cuarto, pinchazo y estocada caída (saludos). Fue atendido de herida en la región frontal, leve.
Matías Tejela, grana y oro, estocada (silencio). En el quinto, media estocada (silencio).
Antonio Nazaré, blanco y oro, estocada tendida y dos descabellos (una oreja tras aviso). En el sexto, tres pinchazos y estocada trasera (saludos).

Carlos Crivell.- Sevilla

Foto: Álvaro Pastor Torres

La esperanza era, de manera especial, Antonio Nazaré. Y el torero de Dos Hermanas, que este año ha hecho ocho paseíllos, de ellos seis en plazas de primera, demostró que tiene alma de torero. Ahí es nada, seis paseíllos en cosos de la máxima categoría. Es un ejemplo que pone en evidencia al mundo empresarial. Si Nazaré no ha toreado con más frecuencia, los empresarios han desatendido su sagrada labor de poner a quien se lo gana en los ruedos. Será que no es un torero mediático; o será que no es un cromo que se pueda cambiar; sea lo que sea, un torero con su fondo de clase y valor no merece que se haya acabado la temporada con tan escaso bagaje.

Después de su tarde de ayer en la Maestranza, cuando el año taurino entra en reposo, se volverá a hablar de que Antonio Nazaré tiene la moneda y que en la temporada venidera debe figurar en mejores carteles. Habrá que esperar. El torero ha cumplido.

La faena al tercero, un gran toro de Pereda, dio la medida exacta de la capacidad del torero nazareno. Antes, en un quite por chicuelinas al segundo, había dejado sus credenciales. Ese toro tercero, bravo en dos puyazos, tuvo calidad en la muleta. Bien lidiado por Adolfo de los Reyes, llegó con viaje largo, pronto y humillado. Pero no fue un carretón. Antonio Nazaré logró el milagro del toreo. Es decir, que lo embarcó en su muleta, lo llevó templado con ritmo y buen gusto y remató los pases para quedarse colocado para ligar el siguiente. Toreo bueno sin más. Además, fue una faena de intensidad creciente. Toreó mucho sobre la diestra, pero también cuajó al animal con la izquierda. El colofón de las trincherillas fue de belleza desmedida. Lo mató mal. Dejó una estocada muy defectuosa por trasera y tendida, el toro se echó dos veces y las dos se levantó, para necesitar dos golpes de descabello. Mala rúbrica para una labor que si es bien refrendada podía haber sido de doble trofeo.

El sexto no le dejó culminar la tarde. Tuvo bondad pero fue incómodo porque llevó la cara alta y se apagó pronto. Nazaré lo entendió bien a mitad del trasteo cuando acortó las distancias, pero el animal tenía poca vida.

El que abrió plaza fue el más descastado de la corrida de Pereda. La plaza recordó la histórica figura de Montoliú en su hijo, que es un calco del enorme banderillero valenciano. Saludó tras dos pares correctos. El toro no valía nada. Curro Díaz esperó y no encontró embestidas.

El cuarto se dejó más en la primera parte. Se ilusionó la plaza con una tanda con la derecha en la que el torero de Linares se desmayó y se gustó. No fue más que una tanda. Luego llegaron algunos enganchones y la faena perdió consistencia. Al matar sufrió un golpe en la cara, por fortuna sin más problemas.

Matías Tejela no justificó su presencia en la corrida. El segundo le embistió diez veces por el pitón derecho. Los muletazos del madrileño fueron suaves pero muy desajustados. Por tanto, sin ninguna emoción. Cuando se puso más cerca para citar todo se vino abajo y acabó con un deslucido desarme.

En el quinto, otro toro con posibilidades, Tejela hizo un esfuerzo. Mal lidiado, el animal fue berreón y no paró de dar cabezazos. Lo dejó todo confiado a la izquierda, la tercera tanda fue de mejor tono, pero el animal volvió a voltear su cornamenta para embestir. Lo mejor de Tejela, las dos estocadas con las que puso remate a la lidia de sus oponentes.

Así finalizó la temporada en Sevilla. El triunfo de Antonio Nazaré le deja, como pasó hace un año, bien situado. Fue una corrida que había comenzado con el triste recuerdo al presidente Julián Salguero, que nos dejó hace unas semanas. El crespón negro del palco fue todo un símbolo.
 

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