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Tomás Campos, con la izquierda en el segundo. Foto: Arjona (Toromedia)

Carlos Crivell.- Tarde de escaso contenido en Sevilla. Novillada descastada de Javier Molina y una terna voluntariosa con distinta situación en su carrera taurina. Destacó Tomás Campos, que está en las puertas de la alternativa.

Plaza de toros de Sevilla. 15 de junio de 2014. Novillada de abono. Menos de media plaza. Seis novillos de Javier Molina, bien presentados y de escaso juego por falta de raza. Se dejó más el que abrió plaza.

Mario Diéguez, de blanco y azabache, pinchazo hondo (saludos). En el cuarto, estocada caída (saludos).

Tomás Campos, de tabaco y oro, estocada y tres descabellos (silencio tras aviso). En el quinto, Estocada tendida (saludos).

Juan Pablo Llaguno, de azul marino y plata, media atravesada y cinco descabellos (silencio tras aviso). En el sexto, estocada caída (saludos).

Fue una novillada con pocos argumentos. La falta de raza de la novillada de Javier Molina fue determinante para que tarde fuera espesa, repleta de buena voluntad por parte de una terna que no pudo saborear las mieles del triunfo.

Cada novillero que hizo el paseíllo tiene una historia distinta. En primero, Mario Diéguez, novillero de Coria, quemaba uno de sus últimos cartuchos. Tiene ya veintiocho años, es cierto que algunos de ellos los ha pasado en el olvido, pero después de alguna llamada de atención en Madrid en el curso pasado, esta novillada era su tabla de salvación para el futuro. El primero fue a la postre el novillo de mayor movilidad. El novillero coriano torea bajo el signo de arte, le gusta componer la figura, aunque se olvida a veces de torear. Le pasó con este primero, al que le dio capotazos sueltos de buen concepto, así como algunos muletazos en los que había compostura con muy poco ajuste. Debió estar mejor con este oponente.

El cuarto ya le dio menos opciones. De nuevo se preocupó de componer la figura pero el novillo le enganchó el trapo y se paró al final.

Tomás Campos está en las puertas de la alternativa. Al pasado año triunfó en Sevilla. Tiene el oficio bien aprendido y es valiente. El segundo de la tarde fue un novillo reservón que dosificó las embestidas. Había sido castigado de forma exagerada en varas. Se lo brindó a Diego Urdiales. Campos, bien colocado, bajó la mano y tiró del animal en algunas tandas de mérito, pero el de Molina acabó parado y rajado. El quinto no fue mejor. Fue una pena que en las primeras tandas la plaza estuviera más atenta a la espada de ayuda que se había quedado enhebrada en el rabo. Campos había logrados dos tandas buenas sobre la derecha. A partir de entonces el animal comenzó a mirar al callejón antes de rajarse del todo. Campos estuvo firme y lo mató pronto. No lo hemos podido ver en esta ocasión en Sevilla.

El mexicano Juan Pablo Llaguno estuvo bien en las novilladas de promoción de Sevilla del pasado año. Tiene apenas dieciocho años. Emparentado con la familia González, ha captado los detalles del toreo pinturero propios de la tierra sevillana. Sin embargo, la impresión fue que está muy crudo para un compromiso como el de la Maestranza. El primero que lidió no tenía pases por el lado izquierdo. Por la diestra dibujó pases de trazo correcto realizados aunque rapidillos. Duró poco, se rajó pronto y Juan Pablo se atascó con el descabello. Antes dibujó algunos adornos preciosistas.

El sexto fue otro pasmarote con el que hizo un esfuerzo, si bien ahora ahogó al animal en los cites. Su voluntad fue evidente, pero el conjunto no resultó lucido.

En definitiva, tres novilleros en situación muy diferente y una novillada sin opciones. Uno, ya curtido en años; otro. a punto de la alternativa, y otro, verde todavía, que tropezaron con una novillada casi imposible para el lucimiento.

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