El banderillero Jesús Márquez resultó herido de suma gravedad por el quinto novillo de Gabriel Rojas, que le partió la vena femoral y causó un enorme impacto en la plaza, porque dejó un reguero de sangre sobre el albero. El novillero Antonio Espaliú tambíén fue cogido en el tercero y sufrió una cornada en la axila, de pronóstico menos grave.

Gabriel Rojas / Nuno Casquinha, Martín Núñez y Antonio Espaliú

Plaza de toros de la Real Maestranza, 12 de septiembre de 2010. Novillada con picadores. Un cuarto de plaza. Seis novillos de Gabriel Rojas, bien presentados y de escaso juego por falta de raza. Destacó el segundo, con mayor movilidad.

Nuno Casquinha, de blanco y plata, estocada contraria y descabello (silencio). En el que mató por Espaliú, pinchazo y estocada (saludos). En el quinto, tres pinchazos, estocada y cuatro descabellos (silencio).
Martín Núñez, de celeste y oro con remates negros, estocada tendida y trasera y cuatro descabellos (silencio tras aviso). En el cuarto, estocada (saludos). En el que mató por Espaliú, dos pinchazos y estocada (saludos).
Antonio Espaliú, de tabaco y oro, herido en el tercero.
Espaliú fue asistido de una “herida inciso-contusa en región axilar izquierda con una trayectoria hacia abajo que interesa solo el
tejido subcutáneo y otra hacia arriba y afuera en una extensión de 15 centímetros, que interesa músculo tríceps, saliendo por la cara posterior del brazo. Se procede a limpieza y sutura de herida con colocación de drenaje. Pronóstico menos grave.
El banderillero Jesús Rasero Márquez fue herido en el quinto Se le operó en la enfermería de una "Herida inciso-contusa en region inguinal derecha con trayectoria ascendente de 20 cm que lesiona cuadriceps femoral y ligamento inguinal alcanzando y seccionando la vena femoral a nivel de la bifurcacion con arrancamiento del cayado de la safena. Control vascular, reparacion de vena femoral con injerto de safena. Friedrich y reparación de tejidos blandos y colocacion de drenajes
Pronostico: Muy grave. Se procede a su hospitalización.

Carlos Crivell.- Sevilla

La novillada estuvo marcada por la tragedia. Ya en el tercero se vivió un momento dramático cuando el novillo prendió a Antonio Espaliú en el tercio de varas y lo dio una soberana paliza. Le metió el pitón por detrás de la chaquetilla, lo mantuvo en vilo, lo recogió del suelo por al axila y allí le dio varias vueltas sin que nadie acertara a llevárselo. El novillero sevillano salió aturdido, la cara con sangre y una cornada en la axila.

La presencia de Antonio Espaliú era uno de los alicientes del festejo y su percance dejó al coso conmocionado, pero aún la tarde tenía otra sorpresa desagradable reservada. Durante al lidia del quinto, en principio anunciado como cuarto y correspondiente al portugués Nuno Casquinha, el banderillero Jesús Márquez fue cogido al colocar el primer par de banderillas. Fue un impacto seco del animal en al ingle del torero. Cayó al suelo y se levantó con las manos sobre la herida, pero un chorro de sangre fue el anuncio de la gravedad de la cornada. Sangre a chorro sobre el albero y los recuerdos amontonados en una fracción de segundo.

Un novillo de Rojas hirió hace ya algunos años a Curro Sierra. El terno blanco también quedó enrojecido y la joven promesa sevillana quedó en el camino. En el tendido pudo ver otra cornada de características parecidas. En el ánimo de la plaza revoloteó el recuerdo de Luis Mariscal, toda vía convaleciente de una cornada de caballo. Es el tributo de la fiesta; es la grandeza del toreo, donde es verdad que un torero se juega al vida sin cuentos.

La historia de esta novillada es la de dos cogidas. Los novillos de Rojas, de presentación exuberante, no fueron buenos. El segundo fue el mayor movilidad, aunque también acabó apagado. No tuvieron ni clase ni casta. Algunos, desarrollaron lo que se llama el peligro sordo.

Se quedó en mano a mano entre el portugués Casquinha y el sevillano Martín Núñez. El primero no dejó casi nada para el recuerdo. Al primero lo toreó muy distanciado, que no es lo mismo que darle distancia. Se afanó más en una labor de porfía con el que cogió a Espaliú. La voluntad fue lo mejor, aunque tampoco se puso en el sitio para ayudar al de Rojas.

Mató al quinto, el que hirió a su banderillero Márquez, novillo nada fácil y al que se quitó de encima como pudo, por cierto de forma nada brillante.

Martín Núñez se enfrentó al animal de mayores posibilidades, el segundo. Su faena tuvo algunos detalles, aunque pecó de colocarse muy fuera de cacho y engancharlo con el pico. Con algún enganchón y las dudas como compañía, el novillo parecía que tenía más faena. Estuvo por debajo del astado, que al final se paró más de la cuenta.

En el segundo de su lote, novillo sin fuerzas y de poca clase, apenas pudo enjaretar algún muletazo suelto entre muchas dudas.

El sexto fue un animal complicado con el que hizo un gran esfuerzo. También con algunas dudas, Martín Núñez pudo dar algunos pases sueltos con la complacencia de sus seguidores, que da la impresión de que más que ayudarle, le perjudican. Los aplausos sin causa justificada predisponen a la contra a los aficionados. Núñez hizo un esfuerzo y falló con la espada.

Una novillada de septiembre, una más, pero con un saldo dramático de heridos. Es la grandeza del toreo.

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