Corrida de apertura de la temporada en Sevilla con un no hay billetes y un triunfo grande de El Juli, que fue un torero hambriento que buscó siempre el dominio de sus reses en una tarde magistral. Morante, sin toros y con pocas ganas. Manzanares, con ganas perp sin rematar la tarde. 

Plaza de la Maestranza. Domingo, 31 de marzo de 2013. Lleno de «no hay billetes». Toros de Garcigrande y Domingo Hernández y uno de Parladé que se defendió sin humillar nunca (1º); de diferentes hechuras, seria corrida por delante; extraordinario el recortado y bajo 2º de magnífico punto para abrirse; soberbio de profundidad y trapío el 5º; muy serio el manejable y blando 4º sin romper; bueno por el derecho sin final el 3º; informal de inicio pero a más el 6º, sobre todo por el izquierdo. Saludó en banderillas Juan José Trujillo. Luis García "Niño de Leganés" fue cogido en el quinto. Según el parte presenta: “Herida por asta en cara posterior del muslo derecho con una trayectoria ascendente de 10 cm y otra descendente de 20cm, que provoca importante tensión muscular del biceps femoral contundiendo el nervio ciático en una extensión de 30 cm. Se practica Fiedrich de tejido muscular, hemostasia de vasos musculares, lavado extenso de la herida y drenajes en lecho quirúrgico. En miembro inferior izquierdo en su 1/3 inferior y cara interna presenta cornada cerrada que se explora evacuando hematoma. Pronóstico Grave”. Doctor Mulet.

Morante de la Puebla, de verde botella y oro. Media estocada al paso y descabello (algunos pitos). En el cuarto, estocada corta (silencio).El Juli, de azul marino y oro. Estocada contraria pasada (oreja y petición). En el quinto, estocada trasera (dos orejas). Salió a hombros por la Puerta del Príncipe.
José María Manzanares, de gris plomo y oro. Pinchazo y estocada. Aviso (saludos). En el sexto, estocada que hace guardia, dos pinchazos, estocada y dos descabellos. Dos avisos ( silencio).

Carlos Crivell.- Sevilla

Parecía que el cielo estaba esperando justamente a que los relojes marcaran las seis y media. Era la hora del comienzo del festejo y se puso a llover de forma torrencial. La salida de los toreros para reconocer el estado del ruedo fue un aviso de lo que estaba por venir. Por delante, El Juli y Morante; más atrasado, Manzanares. El Juli llegó a la primera raya y se volvió velozmente. Morante le siguió y Manzanares se dio la vuelta con parsimonia. El torero madrileño lo tenía muy claro. Adelante con la corrida.

Y se dio la corrida para mayor gloria precisamente de El Juli, que durante toda la tarde fue un torero hambriento de triunfo. Y junto a su hambre, una madurez que le permite dominar a todos los toros. Su tarjeta de presentación fueron dos saludos a portagayola, una a cada astado, que puede ser una suerte menor pero que es la demostración de hasta qué punto llegó la entrega del torero. En las manos de Julián los dos toros de Garcigrande mejoraron sus prestaciones. El primero de su lote, noble y con un final rajado; el quinto, bravo y encastado. La faena a este quinto, un animal de enorme caja, fue un prodigio de técnica, dominio, mando y templanza. Sólo le faltó a la faena que la figura estuviera erguida y no tan encorvada, aunque para bajar la mano y arrastrar la muleta por el albero es posible que sea necesario abrir mucho el compás y doblar la cintura.

El Juli se adueñó de todo. Eclipsó a sus compañeros, provocó el grito de ¡torero! en la plaza, toda la corrida fue un homenaje que se dio el torero en esta vuelta a Sevilla, donde parecía que quería gritar en voz alta que sigue siendo quien tira del carro y domina el toreo. Su golpe de mano es incontestable. Ahí es donde los toreros deben mostrar sus poderes.

La corrida de Garcigrande tuvo de todo. No pudo completar un encierro completo el ganadero, lo que de entrada habla de que no mandó a Sevilla el ganado que merecía la plaza. En su descargo, que los toros se crecieron durante la lidia, exhibieron una movilidad que es muy buena para la fiesta y que no fueron la tonta del bote.
En manos de El Juli las reses salmantinas lucieron sus mejores virtudes. Siempre quedará la duda del juego de los toros en otras manos. También es imposible saber qué hubiera realizado con alguno de los que sortearon sus compañeros. Salvando ese detalle de no poder completar seis toros, ha sido la mejor corrida lidiada en Sevilla por la familia Hernández.

Morante toreó bajo el diluvio al primero. No eran las mejores condiciones para que el de La Puebla le ligara los pases a un toro de poca clase. No fue tampoco su toro el cuarto, al que le pudo dar alguna verónica propia de la casa que ligó, algo extraño, con chicuelinas. Está claro que a todos los toreros se les pegan las malas costumbres. Con ese cuarto quiso Morante estar bien y bajó la mano, pero todo resultó embarullado. Se sucedieron algunas caídas del toro con muletazos sin limpieza.

 Manzanares pasó por la Maestranza sin lograr su habitual triunfo. Atención, matador, que hay que torear más cruzado y más ceñido, que la estética es muy bonita pero que el toreo tiene otros fundamentos éticos que hay que emplear en plazas serias como Sevilla. Se eternizó en la faena al tercero, donde hubo pases de clase, pero en una labor de largo metraje que pagó escuchando un aviso antes de matar. Y de nuevo anduvo irregular en el sexto, donde junto a muletazos de buen corte volvió a embarullarse más de la cuenta. De Manzanares siempre se espera mucho más.

La parte negativa del festejo fue la cogida de Luis García “Niño de Leganés”, arrollado en las banderillas del quinto y zarandeado de forma dramática en el suelo. Al levantarse, después de un rato interminable en el suelo, se apreció que estaba seriamente herido. Los toros bravos no perdonan y ese Tormenta no perdonó al banderillero. Se preguntaba alguno en el tendido si el percance tenía alguna relación con el estado del ruedo, mojado por la lluvia intensa que cayó al comienzo de la corrida. Mejor dejar esa posibilidad a un lado.

El Juli se fue a hombros. Es su cuarta Puerta del Príncipe, aunque era la tercera vez que la cruzaba en volandas. Llegó con rabia para dejar claro su sitio. Y lo hizo. Se habrá dado cuenta que donde deben hablar los toreros es sobre el ruedo y ante los toros. Es una pena que algunas plazas no gocen este año de su actual estado de gracia torera. Lo mejor es que la gente salió con ganas de volver a los toros.

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