Carlos Crivell.- La final fue atractiva con unos resultados finales por debajo de lo esperado. El balance de una solitaria oreja es bastante claro. Es cierto que se pudieron cortar más trofeos, pero los novilleros se quedaron a medio camino. Todo ello con una novillada de Dolores Rufino con tres buenos y tres malos. Los mejores salieron por delante. Los de capa negra que cerraron la noche fueron deslucidos. Sin embargo, si en la novillada no hubo más triunfos no fue por culpa de los erales.

El otro punto polémico de la noche fue la presidencia. Adelanto que aplaudo su firmeza y sus decisiones, que me parecieron ajustadas a una plaza como la de Sevilla con un público muy festivo que pidió orejas sin ton ni son. Se la negó a Francisco Mazo en el primero con una petición muy justa, pero con un espadazo muy tendido y trasero. Es cierto que si doña Macarena se la concede nadie hubiera protestado, pero se puso firme y la negó. También se quedó con el pañuelo dentro en el tercero, después de una faena de bonitos detalles de Javier Zulueta, pero rematadas con media baja y muy atravesada. No se puede conceder una oreja en la Maestranza con esa forma de matar.

La realidad es que la presidenta demostró mucha firmeza y personalidad. Y ha abierto un debate, que le concierne a ella misma para el futuro, porque esa actitud debe mantenerse siempre, pero también con sus propios compañeros de palco, porque ha marcado una línea que deberían seguir los demás. En un futuro análisis entraré en estos aspectos. Decían algunos que hay que cumplir el Reglamento, cierto, pero siempre que los asistentes a la plaza compongan un grupo de entendidos en su mayoría, ya que cuando se llenan los tendidos de furibundos partidarios de los toreros, que no presencian el festejo con detalle, sino que están pendientes de los móviles y de hablar con el vecino, entonces el Reglamento no se puede aplicar.

Francisco Mazo anduvo a buen nivel con el excelente eral que abrió plaza, sobre todo se le vio fácil para aplicar la técnica en tandas de muletazos de buen corte que, sin embargo, no acabaron de llegar al tendido. El cuarto fue áspero y desagradable. Mazo aplicó de nuevo su buena técnica en una labor sin vuelos.

Mariscal Ruiz manejó con buen gusto el capote en el segundo. Luego, durante el resto del festejo, se dejó tropezar mucho la capa. Colocó banderillas en los dos erales, mejor en el quinto, en conjunto con bastante solvencia. Se fue a portagayola en el quinto y resolvió con seguridad. Ya enhiesto, en lugar de lancear a la verónica se adornó con chicuelinas.

Demostró temple y buen gusto en los estatuarios del saludo, también en una tanda con la derecha y otra mejor con la zurda, pero el buen novillo se cansó de embestir porque la faena fue demasiado larga sin motivos justificados. El aviso llegó antes de entrar a matar. Con el quinto, brindado a Tomás Campuzano, se echó de rodillas y fue atropellado al intentar una arrucina. Ante un eral blando y remiso, de nuevo logró naturales de corte excelente, casi a cámara lenta. El público anduvo algo cicatero con su labor.

Javier Zulueta lanceó bien a la verónica al tercero, eral de calidad. La faena fue un conjunto de detalles preciosos, como los cambios de mano y las trincherillas. Su embroque es perfecto, su toreo derrocha naturalidad y buen gusto. Acabó con ayudados a media altura, trincherazos y de pecho de muchos kilates. Luego llegó la media atravesada. Y el palco se negó a conceder la oreja con toda lógica.

El sexto tenía más problemas. La faena fue creciendo de nuevo con el don de la prestancia y el empaque, algo intermitente según las condiciones del animal algo parado y aquerenciado. La espada entró de forma eficaz y ahora la oreja fue indiscutible.

El jurado de los asesores dictaminó que el ganador del ciclo era Javier Zulueta, segundo, Mariscal Ruiz, y tercero, Francisco Mazo.

Plaza de toros de Sevilla, 27 de julio de 2023. Final del ciclo de novilladas de promoción. Más de media plaza. Seis erales de Dolores Rufino, bien presentados. Primero, encastado y bravo; segundo, noble y soso; tercero, noble; cuarto, descompuesto; quinto, flojo y desclasado, y sexto, manso y rebrincado.

Francisco Mazo, de la escuela de Albacete, vuelta al ruedo y ovación con saludos tras aviso.

Mariscal Ruiz, de Mairena del Aljarafe, ovación con saludos tras aviso y ovación con saludos tras aviso.

Javier Zulueta, de la escuela de Sevilla, vuelta al ruedo y oreja tras aviso.

Al final del festejo, Javier Zulueta le cortó la coleta al banderillero Manuel Muñoz Lebrija.