Isaac Fonseca. Foto: Álvaro Pastor Torres

Carlos Crivell.– A los novilleros hay que pedirles ambición. El torero de Morelia, el mexicano Isaac Fonseca, dio un curso de ambición en el sexto de la tarde. No fue solo ambición, fue también un derroche de inteligencia en la cara del novillo, un prodigio de temple en sus muñecas y un perfecto conocimiento de las distancias y los terrenos. Realizó una faena compacta en el centro del ruedo, lugar elegido y que merecía el bravo y noble Ventoso, un novillo de gran calidad que se encontró con un torero en estado de gracia.

Se fue a recibirlo a portagayola y le dio alguna más en el centro del ruedo. Siguió con absurdas chicuelinas, un detalle que debe cuidar. Eso de dar este lance de salida no es par una plaza como Sevilla. Se hincó de rodillas para cambiarlo por la espalda y seguir al natural, perfecto y templado. Toreó de rodillas como si estuviera enhiesto. Ya en posición erguida, realizó una labor justa, intensa, templada y ligada. Esa faena es la que se le puede hacer a un gran novillo y Fonseca se la hizo en una demostración de clarividencia y calidad. Los tendidos rugían ante su arrojo, pero sobre todo por la perfecta conjunción del novillo y el torero. Intercaló arrucinas y acabó con unos doblones de mando absoluto. Con la espada, como ya había demostrado en el tercer, es un cañón. Dos orejas de golpe y una pregunta: ¿Por qué no se le dio la vuelta al novillo?

Además del mexicano, hubo otro novillero en la plaza: Jorge Martínez. Toreó el murciano, almeriense adoptivo, de forma escandalosa con el capote el segundo, sobre todo en las tres verónicas del pitón izquierdo. Comenzó su labor de forma exquisita con la derecha. El novillo derrotó mucho al final de los muletazos, pero fue sobresaliente el trazo limpio y elegante de Martínez. Pedía el animal llegarle de cerca y Martínez no siempre lo hizo. Hubo, como es lógico en los toreros de ahora, circulares y manoletinas.

Estuvo mejor con el quinto, al que no pudo cuajar con el capote de la misma forma. Fue un animal noble por la derecha y protestón por la izquierda. El mexicano Fonseca se lució en unas gaoneras valientes. El comienzo de la faena fue de nota alta con unos doblones de calidad. Tres tandas con la derecha dejando la muleta en la cara para ligar, algo que, junto al buen gusto del torero, logró que la plaza se entregara a su labor. Por la izquierda hubo enganchones por el defecto apuntado del novillo. Marró con la espada y perdió la oreja. Dio una vuelta en cada novillo y dejó una grata impresión.

Fonseca tropezó en primer lugar con un novillo muy informal en sus embestidas. Con buen oficio solventó estos problemas, pero su labor no caló en la plaza. Se lo había brindado a su compatriota Eloy Cavazos.

Por delante, Manolo Vázquez. El primero tuvo muy poca clase. El nieto del gran torero del mismo nombre logró su mejor cuota de lucimiento en un quite por chicuelinas en respuesta a otro de Martínez. Ni el novillo tenía fuelle ni el novillero pasó la línea de la entrega. El más rematado cuarto se dejó con nobleza, aunque era muy tardo. A este le porfió mucho para sacar algunos muletazos sueltos de mucha prestancia. A la faena le faltó intensidad y algo de ambición. Como colofón a su discreta tarde, pinchó mucho a este animal.

Plaza de toros de Sevilla, 22 de mayo de 2022. Novillada de abono. Menos de media plaza. Seis novillos de Núñez de Tarifa, desiguales de presentación y de buen juego con matices. Primero, manso y desclasado; segundo, informal y con malos remates; tercero, bravo en el caballo, noble, sin empuje; cuarto, noble y tardo; quinto, encastado, aunque complicado por el izquierdo, y el sexto, bravo y noble.
Manolo Vázquez, de celeste y oro. Pinchazo y estocada corta (silencio). En el cuarto, cuatro pinchazos y estocada caída (silencio tras aviso).
Jorge Martínez, de fucsia y oro. Estocada trasera (vuelta al ruedo). En el quinto, dos pinchazos y estocada (vuelta al ruedo).
Isaac Fonseca, de verde hoja y oro. Estocada (saludos). En el sexto, estocada (dos orejas).
Minuto de silencio en memoria de Litri. Saludaron en banderillas Fernando del Toro y José Chacón. Fonseca fue paseado a hombros.

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