Joselito Sánchez. Foto: Álvaro Pastor Torres

Carlos Crivell.– Una novillada sin picadores puso el broche al año taurino en Sevilla. Este tipo de festejos tiene su sitio en julio por las noches, de manera que en otoño por la tarde no era el marco habitual. Los ganaderos regalaron los erales dado el fin benéfico. Mejores los de Juan Pedro, sobre todo el muy bueno quinto, al que se debió premiar con la vuelta al ruedo. Fue, quizás, el único lunar de Macarena de Pablo Romero en su debut en el palco sevillano. Salvado este aspecto, la nueva presidenta cumplió con acierto. Fue un novillo tan bueno que ha posibilitó que su matador le cortara las dos orejas, y se mereció el honor de la vuelta. A este tipo de novillos, por aquello de que falta la suerte de varas, se les mira con un prisma muy exigente.

Ese quinto fue aprovechado por Joselito Sánchez, de Morón de la Frontera, para realizar una faena marcada por el temple y el buen gusto. Se lució a la verónica con el capote y en la réplica al de Marcos Linares. Se lo brindó a su padre, el picador Manolo Sánchez, y al público. Ante la prontitud y alegría del eral, Joselito toreó de largo con la izquierda en tandas de temple milimétrico y un acusado buen gusto a la hora de componer la figura. La faena no tuvo altibajos, la única tanda con la derecha también estuvo presidida por el buen concepto. Lo mató con acierto y cometió el error de quitarse la chaquetilla a la hora de la muerte del novillo, un detalle improcedente en cualquier plaza, pero mucho más en la de Sevilla. Cortó las dos orejas y el novillo se quedó sin la vuelta.

Se esperaba con interés a Marcos Linares, un chaval con un presente y un futuro muy interesante. Está ya cuajado como novillero sin picadores, anda sobrado en la cara de los erales y así lo demostró ante un buen astado de Juan Pedro, que se apagó pronto. Brilló con el capote y realizó una faena pulcra, técnica y tal vez algo fría. Es la frialdad de quien anda con desparpajo y el agua no le llega al cuello. Al apagarse el animal, su labor también se vino a menos al final.

Cortó una oreja Ignacio Candelas ante el mejor de los de Bohórquez. Su labor fue de entrega y disposición absoluta, desde las tres largas cambiadas del saludo, las saltilleras del quite a su labor animosa con ambas manos, algunos más limpios y otros enganchados, así como las embarulladas bernadinas del remate. Lo mejor, y seguro que pesó en la oreja, fue la estocada. Antes, uno del público se puso a cantar. Los mismos toreros deberían impedir que en algunos escenarios no hubiera cantaores espontáneos.

Con el tercero, Javier Peregrino anduvo a buen nivel, sobre todo en los doblones del comienzo, así como en una magnífica tanda con la izquierda. Se mostró con mucho oficio y fue una pena que lo emborronara todo con una estocada muy baja y los descabellos, a pesar de lo cual se dio una vuelta al ruedo excesiva.

Magnífico el concepto del sevillano Manuel Olivero con el segundo, aunque es cierto que se le notó menos recorrido que a sus compañeros. Pero el chaval toreó con mucha torería a un animal sin fuerzas y mucha sosería de Bohórquez. No estuvo acertado con la espada.

El novillo que abrió plaza, también de Bohórquez, perecía lesionado. Alfonso Alonso logró templar una embestida sin transmisión. Estuvo afanoso, aunque no tuvo enemigo por delante.

Plaza de toros de Sevilla, 12 de octubre de 2021. Novillada sin picadores a beneficio de la bolsa de caridad de las Hermandades de Triana. Menos de media plaza. Tres erales de Fermín Bohórquez, flojos 1º y 2º y manejable el 4º, y tres de Juan Pedro Domecq, de buen juego, sobre todo el excelente 5º.

Alfonso Alonso, de azul marino y oro. Estocada delantera y estocada atravesada (saludos tras aviso).

Manuel Olivero, de verde botella y oro. Tres pinchazos, estocada trasera y descabellos (saludos tras aviso).

Javier Peregrino, de nazareno y plata. Estocada muy baja y cuatro descabellos (vuelta al ruedo tras aviso).

Ignacio Candelas, de azul y oro. Estocada (una oreja).

Joselito Sánchez, de blanco y plata. Estocada contraria (dos orejas).

Marcos Linares, de blanco y oro con remates negros. Media atravesada y estocada (vuelta al ruedo).

Debutó en el palco Macarena de Pablo Romero. Al final del festejo se cortó la coleta el banderillero López Peregrino.

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